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La modernidad que acompañó a la primera etapa de la 'Revista de Occidente' encuentra refugio en la Biblioteca Nacional

Cuando se cumplen 100 años de la puesta en marcha de este proyecto editorial, la Biblioteca Nacional dedica una muestra a la que fuera la publicación por excelencia del primer cuarto del siglo XX fundada por Ortega y Gasset.

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Exposición de la Biblioteca Nacional: "Romancero Gitano" de Lorca, "Cal y Canto" de Alberti y "Cultura Elemental" de Simmol. Guillermo Martínez

Si uno se acerca al quiosco de prensa y se fija bien, quizá pueda atisbar una de esas revistas clásicas, encuadernadas, que se compran, leen y guardan en la estantería. No será difícil distinguirla, pues poco ha cambiado de la estética de la Revista de Occidente que este 2023 cumple su primer centenario. Por sus páginas pasó lo más granado, la flor y nata si lo prefieren, del pensamiento, de la literatura, del arte en general, sobre todo en aquella época comprendida hasta 1936, cuando el inicio de la Guerra Civil obligó a su fundador, el prestigioso filósofo Ortega y Gasset, a abandonar España.

El Romancero gitano de Lorca ve la luz en dicha revista por primera vez, incluso el dibujo de la portada lo realizó el poeta. Lo mismo sucedió con Cántico de Guillén o Cal y Canto de Alberti. Estos son tan solo tres mínimos ejemplos de la riqueza que albergó la publicación que consiguió unir a todas las generaciones de intelectuales que continuaban vivas hasta el momento a lo largo de los primeros 157 números que editaron. Ahora, la Biblioteca Nacional de España (BNE) le dedica la exposición Revista de Occidente o la modernidad española, compuesta por cuadros, dibujos, carteles, fotografías, revistas, libros y correspondencia. Centrada en la primera etapa de la publicación, se podrá visitar de forma gratuita hasta el 4 de junio en la sala Hipóstila de la Biblioteca.

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Exposicion de la Biblioteca Nacional: "Retrato de Evaristo Correa" de Rafael Borradas. Guillermo Martínez

El escritor Juan Manuel Bonet es el comisario de la muestra y así explica los inicios de la Revista de Occidente: "Ortega y Gasset ya había puesto en marcha el semanario España en 1915 y participó en la fundación del diario El Sol, un periódico de referencia en aquella época. Cuando en 1923 decide desarrollar la revista, ya tenía un gran bagaje sobre sus espaldas". Ese bagaje fue el que le permitió acertar con el tipo de letra que usaría en la publicación, al igual que con la decisión de publicar textos extensos y potenciar la presencia de las artes plásticas entre sus páginas.

La exhibición es un completo y detallado recorrido por la modernización de España que perseguían los intelectuales

Así quedó comprobado en todas y cada una de las portadas que, mensualmente, daban la bienvenida al público a la Revista de Occidente realizadas por artistas de vanguardia. Se trataba de piezas compuestas por artistas como Francisco Bores, el portugués Almada Negreiros, el uruguayo Rafael Barradas, la argentina Norah Borges, el polaco Wladyslaw Jahl, Benjamín Palencia, Carlos Sánez de Tejada y Maruja Mallo, a la cabeza, la única (y único) artista que expuso sus obras en la sede de la revista.

Poco a poco, la revista de Ortega y Gasset se convirtió en el espacio de encuentro intergeneracional inexistente hasta la fecha. En ella se daban cita autores de la generación del 98, como Azorín o Pío Baroja, pero también posteriores como Gregorio Marañón y Ramón Gómez de la Serna, y otros tantos que sobresalían en la generación del 27 con textos firmados por Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, Rafael Alberti, Miguel Hernández y Federico García Lorca, y también hubo espacio para los miembros de la incipiente generación del 36. A ellos se añadían prosistas de primer orden, como Antonio de Marichalar, Melchor Fernández Almagro, María Zambrano, Rosa Chacel, Guillermo de Torre, acompañados de autores de gran prestigio internacional, como Pablo Neruda, Jorge Luis Borges y Virginia Woolf.

La plataforma de la modernidad

Había espacio para un gran crisol de temas, desde literatura hasta política, pasando por astronomía, ciencia, arqueología, y todo el abanico que el campo cultural es capaz de abrir ante la sociedad, incluyendo el cine y la música. Aquello se convirtió en la cita ineludible a la que los grandes personajes del momento no dejaban pasar la oportunidad de acudir. "La exposición es muy caleidoscópica y aporta un fiel reflejo de lo que se convirtió Revista de Occidente en su primera época, en la que llegaron a escribir prosistas soviéticos o Le Corbusier, con una tribuna que escribió cuando visitó España para dar una serie de conferencias en la Residencia de Estudiantes", añade Bonet.

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Exposición de la Biblioteca Nacional: boceto original para la portada del libro "Musas Lejanas" de Bores. Guillermo Martínez

Su gran prestigio llegó también a ciudades alejadas de las grandes urbes como Madrid y Barcelona, sin pasar por alto que la mitad de la tirada de la publicación se destinaba a Latinoamérica, tal y como apuntó Fernando Rodríguez, actual director de la Revista de Occidente, durante la presentación de la exposición en la BNE. El comisario le sigue, "la revista estaba en cualquier biblioteca personal de cualquier persona interesada en las problemáticas que azotaban al país en ese momento". Así, la revista llegó a ser la plataforma de la modernidad que tanto ansiaban los intelectuales para España. El mismo Bonet declara que "Ortega y Gasset era un hombre preocupado por su país y tenía una gran voluntad de europeización".

La muestra, deliberadamente laberíntica, pareciera que grita a través de sus paredes esos nombres que se hacen eco entre ellos, tal y como sucedió en las primeras décadas del siglo XX. No es para menos. Como ha quedado demostrado a través de los años en la Fundación Ortega Marañón, encargada de atesorar su legado junto al del científico, se cuentan por decenas los libros enviados y dedicados por poetas y prosistas. Sin ir más lejos, la exposición de la BNE exhibe el ejemplar del Ulises de James Joyce que leyó Ortega y Gasset.

Un hombre preocupado por su tiempo, como decía Bonet, que apenas se significó a nivel político hasta la llegada de la Segunda República en 1931. "Ahí se decanta por la opción republicana de forma clara al fundar, junto a Ramón Pérez de Ayala y Marañón, la Agrupación al Servicio de la República", en palabras del experto. Años después vendría la rectificación de aquello al distanciarse de determinados aspectos del régimen republicano.

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Exposición de la Biblioteca Nacional. Guillermo Martínez

"Con el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 decidió exiliarse, primero en París, después en Buenos Aires y finalmente en Lisboa. Regresó a España, era una figura a la que se toleraba, pero realmente no era un personaje que encajara en la filosofía y cultura oficial del nuevo régimen franquista", desarrolla el comisario. El escritor Julián Marías fue, por aquel entonces, uno de sus más fieles escuderos.

Filosofía y ciencia, el dúo Ortega-Marañón

Lucía Sala es la directora general de la Fundación Ortega Marañón, también entidad organizadora de la exposición de la BNE y en la que se aglutinan el archivo y completo legado de los dos intelectuales. Dicha Fundación, a día de hoy, se encarga de difundir el pensamiento de los dos personajes, pero en sus inicios se creó para dar continuidad a la misma Revista de Occidente, ya en su cuarta época tras volverse a reeditar una vez aprobada como la conocida Ley Fraga, en los años 60, y que aportó un mínimo aperturismo en el franquismo. Esta directora, mejor que nadie, sabe la importancia de incorporar el pensamiento científico a la filosofía y el humanismo a la ciencia, al igual que se encargaron de hacer las dos grandes figuras que dan nombre a la entidad.

Por desgracia, la casa editorial de la Revisa de Occidente, homónima y que editaba grandes obras del momento, fue saqueada por ambos bandos durante la Guerra Civil, según relató Rodríguez, el director de la Revista de Occidente. En aquellos momentos, la sede estaba ubicada en lo que tiempo después sería Espasa-Calpe, en la actual Casa del Libro en la madrileña calle de Gran Vía.

Según indica Sala, la publicación también se distinguía en su primera época por tener la mejor nómina de traductores que acercaban al público los autores en boga, como Faulkner, Max Scheler, Max Weber, Erwin Schrödinger, Albert Einstein y Franz Kafka, algunos de ellos editados por primera vez en castellano.

Una revista de espaldas a la política

La sede actual de la Fundación es la antigua Residencia de Señoritas. Desde ahí, Sala se afana en uno de los grandes retos a los que se enfrenta: acercar la Revista de Occidente a las generaciones más jóvenes. "Normalmente el público que la lee es culto, interesado, curioso y con cierta formación académica. Se trata de una élite, aunque no me gusta esa expresión, que tiene cierta viveza cultural por los temas transversales que nos atraviesan, pero no es una revista académica, ni pretende serlo, sino de divulgación", relata la directora de la Fundación. Ahora, al igual que entonces, intentan abordar con rigor científico lo que Ortega y Gasset llamaría "los temas de nuestro tiempo".

El mismo Ortega y Gasset dejó bien claros los propósitos de su publicación en el primer número de la misma, que data de julio de 1923. No sería, escribió, ni un repertorio meramente literario, ni ceñudamente científico. "De espaldas a toda política, ya que la política no aspira nunca a entender las cosas, procurará esta revista ir presentando a sus lectores el panorama esencial de la vida europea y americana", continuaban sus palabras.

A pesar de ello, el golpe de Estado por parte de Franco laminó cualquier expectativa para el filósofo. En julio de 1936 se editó el que sería el último número de la Revista de Occidente en su primera época. "Este patrimonio que guardamos en la Fundación —finaliza la propia Sala—no es nuestro, sino colectivo. Entendemos que no hay futuro sin memoria. Tenemos una responsabilidad social de contar estos acontecimientos, como el exilio de Ortega y Gasset y el vilipendio que sufrió por el franquismo, cómo fueron y cómo se desarrollaron, para que nunca jamás vuelvan a pasar".

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