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Luc Besson ya es un profesional en dibujos animados

El director francés estrena el vierne sla segunda parte de 'Arthur y los Minimoys'

ANDRÉS PÉREZ

Luc Besson ocupa desde hace 20 años un lugar particular en la cinematografía francesa. Es el apóstol de un cine popular de estilo hollywoodiano, es partidario de las superproducciones, le va la taquilla y desprecia el cine de autor. Desde hace algo menos tiempo, se ha posicionado también para intentar recuperar lo que salga del enorme problema cultural que tiene la Francia tradicional con sus barriadas populares, la banlieue, célebre desde la insurrección de los jóvenes en 2005.

Besson estrena este viernes en las salas españolas Arthur y la venganza de Maltazard, segunda parte de la saga de los Minimoys, que vieron 18 millones de espectadores y recaudado más 80 millones de euros en 77 países. 'Tenía un poco de miedo de ir demasiado a prisa', confiesa a Público. Lo dice porque rodó esta segunda parte y una tercera al mismo tiempo (Arthur y la guerra de los mundos) y todavía recuerda los cinco años de trabajo que le dieron la primera.


'Entonces trabajaron 500 personas que nunca antes habían hecho dibujos animados. Todos eran primerizos. Ahora sabemos, nos sentimos seguros: cuando uno aprieta el botón azul, sale una flor roja por allá. Hay más complicidad con los que trabajan la animación 3D', resume.

Las películas de Besson no tienen nada que envidiar a Pixar, aunque él niega que su productora EuropaCorp sea el equivalente a un Pixar europeo. 'En realidad no hay competencia: el mundo de los dibujos animados y de la animación está formado, sobre todo, por gente que se aprecia mutuamente. Es un pequeño mundillo. Gente de Pixar pasó a Disney, y luego vinieron con nosotros. Y viceversa', aclara.

El último intento de capitalizar la fuerte efervescencia cultural de las barriadas francesas ha acabado carbonizado: Besson es autor y productor de From Paris With Love, una película con John Travolta, en plan tipo duro, confrontado a los barrios populares franceses. El problema es que cuando llevó a Travolta a rodar escenas de acción en una periferia, su material de rodaje fue saboteado por los chavales.

Besson pretende aclarar malentendidos: 'Es una comedia de acción. Una película simpática, que no se toma en serio. Es lo que en francés se llama cinoche: el filme que uno va a ver el sábado por la noche. Lo que ocurrió... Para el rodaje llevamos unos coches sin motor que debían arder para una escena. La noche antes del rodaje, unos chavales de doce años les pegaron fuego. El filme no tiene nada que ver con esa situación.

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