Referente esencial del feminismo español, la abogada y escritora Lidia Falcón acaba de sumar a su extensa producción literaria una nueva novela, Ejecución sumaria (El Viejo Topo), donde narra la lucha de un grupo de mujeres por salvar a Salvador Puig Antich, militante del Movimiento Ibérico de Liberación, que finalmente fue ajusticiado a garrote vil en la Prisión Modelo de Barcelona, en la madrugada del 3 de marzo de 1974.
Protagonista ella misma en aquellos años, Lidia Falcón ha apostado, sin embargo, por recuperar esos acontecimientos desde la ficción, y es ahí donde dibuja el retrato de la ciudad en esos momentos finales de la dictadura, donde explica las estrategias que siguieron tanto los franquistas como los miembros de la izquierda ante la inminente muerte de Franco y donde afina mejor en los perfiles de todos los personajes. La indiferencia de una izquierda a la que los planteamientos anticapitalistas de Puig Antich no convenían y el coraje de las mujeres protagonistas son dos de las ideas principales de la obra. Un libro en el que se explican las circunstancias que abonaron el terreno que pisamos hoy. 'La corrupción se instaló con el franquismo. Ahora el capital ha ganado', sentencia Lidia Falcón, que añade: 'Estamos reaccionando, estamos saliendo a la calle, pero no somos suficientes todavía'.
¿Por qué Salvador Puig Antich ahora?
Cualquier momento es bueno para recordar la situación que se vivía en la dictadura. Ahora han pasado 36 años desde aquel asesinato, pero dentro de cinco tendremos que seguir recordando.
¿Qué representa Puig Antich?
Muchas cosas. Representa la represión de la dictadura, pero también el abandono que la izquierda hizo de la defensa de este muchacho porque no era de ninguno de los partidos importantes y porque planteaba posturas anticapitalistas que no correspondían a lo que interesaba entonces al partido mayoritario de la oposición, el Partido Comunista.
Usted fue protagonista entonces, ¿por qué ha apostado por la ficción para contar esta historia?
Lo que no es ficción no tiene apenas difusión, en este país se leen cuatro ensayos y eso si están firmados por el político o el economista del momento. Y tampoco el ensayo te permite perfilar los personajes, para eso es mejor la ficción. Tanto que ahora tengo muy enfadados a los dirigentes del PCE por el retrato que hago de Miguel Núñez, que me resulta especialmente repelente por la astucia y los modos sibilinos que tenía de relacionarse. Eso solo lo permite la creación, es gratificante para el escritor, pero también para el lector.
En esta novela hace un retrato de la Barcelona del final de la dictadura...
Sí, el dictador se iba a morir en un año y tanto los franquistas puros como los dirigentes de la izquierda estaban preparándose. Y los grandes capitalistas también, todos. En aquel entramado, todos estaban conspirando, preparando el momento en que el monstruo muriera.
Las mujeres son protagonistas de la novela, son las que intentan salvar a Puig Antich. Usted describe el trato que recibían las mujeres luchadoras incluso por parte de sus compañeros de partido o de los grupos de izquierda. ¿Contar esto era una de sus intenciones principales?
Sí, eso no lo escribe nunca nadie. Incluso hay algunas autobiografías, como las de Tomasa Cuevas o Soledad Real, sin radicalidad en lo referente a lo que les pasó en su militancia en el PCE. Trataban de salvar el crédito de su partido. Juana Dueña era más crítica, estaba más enfadada. Pero hay poquísima bibliografía de la historia de las mujeres dentro de los partidos de izquierda. Nuestra experiencia es única, Ian Gibson me decía una vez que los historiadores no se podían fiar de las biografías escritas aquí. Nuestra historia está distorsionada.
En el prólogo dice que la mayoría de los libros y películas que se han hecho sobre esos años están 'al servicio del olvido del genocidio franquista'. ¿Qué se salva?
La película Salvador, aunque es incompleta, y algunas de la Guerra Civil y de la resistencia. En ensayo sí hay cosas, claro, pero están hechas para especialistas y para bibliotecas. Y hay muchos libros y películas con los que estoy en desacuerdo, y muchos elogian a los personajes de la Transición que son los que hoy nos han hundido en la miseria, y no me refiero sólo a la miseria económica. Aquí hay mucho manipulado, chantajeado, porque para muchos, de la derecha y la izquierda, no se puede poner en cuestión ni el papel de la Transición ni el de la monarquía. Son unos cobardes que no quieren enfadarse con nadie y que han pervertido nuestra Historia.
¿De aquellos barros vienen estos lodos?
Sí, tiene todo que ver. Esos personajes están ahí, el tiempo pasa y la gente envejece, pero si no son ellos, son sus herederos o sus parientes. Todo esto lo marcó la derrota de la República y, puesto que tenemos a un rey sentado en ese trono, estamos en guerra todavía. La corrupción se instaló con el franquismo, en que se repartieron todos los medios de producción. Mientras en el año 39, al terminar la guerra, el 51 % de la tierra de Extremadura estaba en manos latifundistas, hoy es el 55 %. Hay hoy más hectáreas en manos de los grandes de España. El capital ha ganado y la prueba es que nos ha derrotado hasta en las pequeñas victorias que habíamos conseguido. La ofensiva de la derecha llega a todo, a los sindicatos, a las asociaciones de estudiantes...
¿No son hoy justamente los estudiantes, las asociaciones vecinales... y no los partidos políticos, como en la época de su novela, los que hoy están luchando más?
Estamos saliendo a la calle, pero no somos suficientes todavía. La situación cada vez es más de extrema urgencia y estamos reaccionando, pero los grandes proyectos sociales quedan para los que luchamos por los demás, porque a mí no me han echado de casa todavía. Ahí están las manifestaciones por la República, la Universidad que ha ardido durante meses... pero hay que ser más y hay que coordinarse.
¿Lo próximo que escribirá será también ficción?
No, es un libro casi didáctico, Los nuevos machismos. Editorial Aresta me lo ha pedido. Analizo la involución que ha sufrido la sociedad y este feminismo que se ha dejado asediar por el machismo. Estará dividido en tres partes, las tres enseñas de la Revolución Francesa: Libertad, de la que hemos ganado bastante las mujeres; igualdad, que hemos ganado muy poca, y fraternidad, que no hemos ganado ninguna.
¿Te ha resultado interesante esta noticia?
Comentarios
<% if(canWriteComments) { %> <% } %>Comentarios:
<% if(_.allKeys(comments).length > 0) { %> <% _.each(comments, function(comment) { %>-
<% if(comment.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= comment.user.firstLetter %>
<% } %>
<%= comment.user.username %>
<%= comment.published %>
<%= comment.dateTime %>
<%= comment.text %>
Responder
<% if(_.allKeys(comment.children.models).length > 0) { %>
<% }); %>
<% } else { %>
- No hay comentarios para esta noticia.
<% } %>
Mostrar más comentarios<% _.each(comment.children.models, function(children) { %> <% children = children.toJSON() %>-
<% if(children.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= children.user.firstLetter %>
<% } %>
<% if(children.parent.id != comment.id) { %>
en respuesta a <%= children.parent.username %>
<% } %>
<%= children.user.username %>
<%= children.published %>
<%= children.dateTime %>
<%= children.text %>
Responder
<% }); %>
<% } %> <% if(canWriteComments) { %> <% } %>