El 24 de julio de 1970, John Baldessari (National City, California, 1931) quemó todas las obras que había realizado antes de 1966. Con aquella incineración el artista marcó el principio de una nueva etapa. Una urna llena de cenizas, una lápida y una esquela publicada en el periódico San Diego Union atestiguan el proceso, e integran el Cremation Project. Una de las obras capitales en la trayectoria del artista, y que ahora se puede visitar en el Museu dArt Contemporani de Barcelona (MACBA), donde ha llegado la exposición Pure Beauty (Pura Belleza).
Se trata de la mayor retrospectiva dedicada al que se considera uno de los primeros artistas conceptuales norteamericanos. El recorrido del montaje es cronológico y arranca con algunas de las pinturas que lograron salvarse del fuego. 'Superaron la quema porque estaban guardados en el garaje de su hermana', señaló Leslie Jones, comisaria de la muestra junto a Jessica Morgan y Bartomeu Marí.
Acostumbrado a que su obra se vincule con el humor, el artista puntualizó que ese no es su objetivo, aunque le hace pensar en 'una analogía con Cervantes, de quien también se puede hacer una interpretación trágica o cómica'. Vestido de negro, no quiso extenderse en explicaciones sobre la muestra, que después de Barcelona viajará a Los Ángeles y Nueva York. '¡Visitad la exposición!', invitó ayer con una voz grave, amplificada por sus casi dos metros de altura. La muestra reúne más de 150 obras realizadas entre 1962 y 2009.
La palabra ha estado presente en su obra desde el principio, ya que 'buscaba usar el lenguaje no como elemento visual, sino como algo para ser leído', apuntó Baldessari, un hombre fascinado por la idea de que el arte se pueda enseñar. En los setenta, este pionero en la utilización del vídeo se trasladó a Holly-wood, lo que provocó que el cine entrara en su obra a través de la incorporación de fotogramas. Sin embargo, sus últimas piezas muestran un interés creciente por el color y las partes del cuerpo.
Cierra la muestra Brain/Cloud (Two Views), un enorme cerebro tridimensional sobre fondo azul que se enfrenta con un trozo de mar paradisiaco. La obra remite a las nubes de sus primeras pinturas, como Falling Cloud (1965). En Baldessari no hay cabos sueltos. 'Siempre había querido hacer escultura aunque me daba miedo, por eso ahora sigo una línea tridimensional', afirmó tímido, restando magnitud a una evolución sorprendente.
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