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Los "iluminados" encienden el CCCB

El CCCB abre una exposición sobre visionarios y alocados

LÍDIA PENELO

Más de 800 piezas de distintos artistas y épocas, empezando por Ramon Llull y terminando con el cineasta Albert Serra, integran Il·luminacions. Catalunya Visionaria. Se trata de la nueva exposición producida por el CCCB y que Pilar Parcerisas ha comisariado con la minuciosidad de un entomólogo. La muestra ofrece un recorrido dividido en 13 ámbitos que recogen ocho siglos de cultura catalana.

'Se trata de la otra lista de la cultura catalana, esa que visita territorios poco frecuentados como la utopía, el misticismo, la rabia o el anarquismo, todos alejados del relato histórico o académico', resume el director del CCCB, Josep Ramoneda. Todas las obras presentes en la exposición son hijas de visionarios y alocados. Creadores que encontraron en Catalunya el lugar ideal para dar carrete a su producción artística. Pasado y presente, local y universal, conviven bajo esta geografía de distintas sensibilidades.

Diseñada por el arquitecto Lluís Pau, los ámbitos temáticos están encabezados por cada una de las letras de la palabra Il·luminacions. De los símbolos a las utopías sociales, del maquinismo poético a la vida imaginaria del objeto, de las premoniciones a las incursiones del arte en la ciencia y la conquista de la pluralidad de géneros. El trayecto no sigue ningún orden cronológico y la pieza que marca el punto de salida es la Pintura romànica i barretina (1971), de Antoni Tàpies.

En un juego aparentemente contrahistórico, la comisaria ilustra la Catalunya que invoca el mito a través de diálogos entre piezas del cartógrafo medieval Abraham Cresques, con el fotógrafo Joan Fontcuberta, el de Arnau de Vilanova con Francis Picabia o el de Alí Beí con Gaudí. El arquitecto ocupa un lugar destacado en este apartado, ya que su arquitectura orgánica influyó en creaciones posteriores como en El jardín de las horas (1981), de Salvador Dalí.

Cruzado el ecuador del montaje, la fascinación por el maquinismo queda plasmada en varias obras de Picabia, Delaunay, Torres-García, Barradas y Salvat-Papasseit. Junto a este grupo de iluminados, se encuentra Arthur Cravan. El luchador y poeta está presente con un par de carteles de los que anunciaban el combate de boxeo que llenó la Monumental en 1916.

El surrealismo, momento culminante del proceso de la locura creadora, está representado por obras de Miró, Dalí y Man Ray, pero también por trabajos inéditos de Remedios Varo y Joan Massanet. La conexión dialéctica entre 20 objetos visuales de Brossa y sus equivalentes del artista conceptual Jordi Pablo, da paso a un espacio que analiza la relación entre ciencia y arte.

Antes de descubrir el final de la muestra, protagonizado por el Honeymoon, de Miralda, Arnau Puig, uno de los fundadores de Dau al Set, se cuestiona al escudriñar uno de los cuadros de su compañero Joan Ponç: 'Todavía me pregunto de dónde le salían esos monstruos'.

La muestra comprimida y laberíntica pide que el visitante la recorra sin prisas, por eso los organizadores han decidido que una entrada permita dos visitas.

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