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Estreno de 'La consagración de la primavera' Fernando Franco: "Los jóvenes acceden al porno y adquieren unas ideas que suplen una educación sexual que no están teniendo"

La actriz Emma Suárez con la pareja protagonista, en una escena de la película.
La actriz Emma Suárez con la pareja protagonista, en una escena de la película. David Herranz / La Aventura Audiovisual

El cineasta explora la manera en que nos relaciones con el placer, la intimidad y los prejuicios en 'La consagración de la primavera', a competición en el 70 Festival de San Sebastián. Una película luminosa y honesta que borra la oscuridad que rodea el sexo con personas con discapacidad.

El ballet de La consagración de la primavera es la historia un rapto y un sacrificio pagano de una doncella, que debe bailar hasta su muerte para conseguir el favor de los dioses al comienzo de la primavera. El cineasta Fernando Franco, que en su tercer largometraje ha salido de las sombras del dolor a la luz de la primavera, del nacimiento de las flores y el final de los letargos, da la vuelta al rito pagano y hace 'bailar' a su personaje, que esta vez danza hacia 'la vida'.

La película, presente en la Sección Oficial del 70 Festival de San Sebastián, es un relato que ahonda en la intimidad, en la manera en que nos relacionamos con el placer y en los prejuicios con el sexo, contado desde la historia de dos personajes. Laura, una joven que acaba de llegar a Madrid a estudiar, y David, un joven con parálisis cerebral que vive con su madre, se conocen casualmente. Una historia de descubrimiento, de la extrañeza de la juventud y de cómo un encuentro inesperado puede cambiarnos la vida.

Con la impagable sonrisa y el talento del actor Telmo Irureta y de la debutante en el cine Valéria Sorolla, la película es otra muestra de la honestidad de este creador, nada complaciente en sus relatos y que aquí propone reflexiones serias sobre el sexo de las personas con discapacidad y sobre la figura de los 'asistentes sexuales', el reconocimiento de nuestra intimidad y el modo de comunicación de los jóvenes en este siglo XXI.

Esta es una historia de cómo nos relacionamos con el placer, de los prejuicios que tenemos… pero uno de los protagonistas es un joven con parálisis cerebral, que no es habitual. ¿Cuál fue la idea primera, partió de este personaje y vino luego la historia?

En mis películas yo parto de un tema y luego construyo los personajes, aunque luego no son, claro, películas sobre un tema. En el rodaje de La herida conocí a dos chicas con parálisis cerebral y entonces me surgió el tema de la sexualidad en las personas con discapacidad. Esto fue en 2013 y comencé a investigar, aunque no era ese el tema que más me interesaba. Esta es una película sobre la intimidad y los prejuicios.

El papel de David lo interpretara Telmo Irureta, un actor con parálisis cerebral.

Un director que es amigo me decía que me cubriera, "es importante que te cubras", que rodara con un actor que simulara la parálisis cerebral, pero yo quería una persona real. Hay actores con parálisis cerebral que están súper encasillados. Telmo Irureta es actor y tiene muchas cosas del personaje, por ejemplo, su sentido del humor negro.

Los problemas con su sexualidad los tiene la chica, no él. Al final, los prejuicios son educaciones, culturales, ¿no?

Sí, era importante confrontar al espectador con dos personajes sobre los que pueden tener prejuicios. Laura no es al principio especialmente empática y eso es muy deliberado, porque quería que se hiciera el camino con ella. Y era importante que de ese trabajo de 'asistente' surgiera la pregunta de ¿quién y cuál es realmente la asistencia que se hace aquí?

¿Esa figura del asistente sexual para personas con discapacidad crea polémica en nuestra sociedad? ¿Habrá quien la identifique con prostitución?

Hay mucha polémica alrededor de este tema. Si preguntas a algún asistente sexual, te dirán que no se están prostituyendo, que están ayudando, prestando sus manos. Los hay que no tienen sexo sino que los ayudan a tener sexo con otras personas. En la película se menciona porque la gente no lo conoce, pero no se juzga. El personaje de Valeria también tiene dudas con esto, es una chica de dieciocho años, inmadura, que en un momento dice que hay chicas en la Universidad que se prostituyen para ganar un poco de dinero para sus gastos. Pero es interesante que la gente saque conclusiones, que el cine sea disparador hacia otras cosas.

¿La incomodidad que puede crear esa situación del asistente sexual es deliberada?

La intención es conseguir un componente de normalización con la película, que el espectador lo vaya normalizando, porque el sexo con una persona con parálisis cerebral en esta sociedad crea rechazo. Los prejuicios

¿Cuánto ha calculado qué podía y qué no podía mostrar en la película?

Ese ha sido el reto, una película que te plantea qué muestras y qué no es una película complicada. No quería mostrar nada que cayera en el morbo ni tampoco en lo pazguato, me he movido en un alambre. Pero importante mostrar hasta un punto. Eso es lo apasionante de rodar algo, cómo lo miras.

Valeria tiene problemas con su sexualidad, supongo que usted ha indagado en la relación de los jóvenes hoy con el sexo, ¿cómo es?

Bueno, soy profesor y mis alumnos tienen esa edad. Tengo la sensación de que han perdido la capacidad de la seducción, eso de ligar cara a cara. Utilizan todo el tiempo aplicaciones de móvil. Hay una secuencia en la cocina en una fiesta donde se ve lo mal que ligan. Todo está mediatizado, ellos ahora se piden el Instagram para escribirse. He reproducido un poco cuando yo llegué a Madrid, las fiestas, la escuela… pero pasado por el filtro de ahora.

El cineasta Fernando Franco.
El cineasta Fernando Franco. David Herranz / La Aventura Audiovisual

En la película ella misma dice que se ha preparado mirando porno, ¿es una forma de alertar de la aproximación que hacen los jóvenes hoy al sexo desde el porno?

La gente joven te lo dice, acceden al porno y adquieren unas ideas que suplen una educación sexual que no están teniendo. Eso da para otro gran tema.

Todas sus películas tienen personaje con problemas serios, ¿por qué?

Me preocupan los personajes a los que no se les suele dar bola en el cine, no suelen tener su hueco. En Morir me centré en la cuidadora, no es frecuente fijarse en esa figura más que en la del enfermo terminal. En La herida hablaba del trastorno psicológico, que lo tenemos a la vuelta de la esquina.

Son películas oscuras, pero ésta tiene mucha luz, ¿qué ha ocurrido con esta historia?

Me interesa el tema, precisamente, por oscuro, pero es un tema que nunca tiene el foco, nadie mira hacia él, apartan la vista, y al meterte te das cuenta de que esa oscuridad no tendría que existir. Debería ser algo visto de una forma mucho más normal. Hay que quitar connotaciones negativas que son las que construyen los prejuicios.

La música es fundamental en la película, ¿con cada género que se escucha otorga unas características a los personajes?

Hay un universo musical, la música arropa a los personajes y Valeria se encuentra en medio de muchas músicas diferentes. La casa de David, por ejemplo, es un sitio acogedor y cálido y la música es parte de eso, folk, blues…, algo confortable. Pero también suena trap y La consagración de la primavera, de Stravensiky, techno…

¿Por qué se titula La consagración de la primavera?

La obra musical es transgresora, la adolescente, también. Es una pieza que me gusta mucho, la escuchaba mientras escribía. Hay en ese título la connotación de 'renacer', porque ella está abierta a todo, es la primavera. Y la 'consagración' es cuando algo profano se convierte, en la habitación de David puede preverse algo sórdido, pero adquiere otro tono.

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