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Entrevista con Xoel López "La idea de España es una construcción, algunos la compran y otros no"

"Soy músico a pesar de mí mismo, no puedo evitarlo". El gallego regresa con un nuevo trabajo, 'Sueños y Pan' el número 14 en su prolífica trayectoria musical. Una nueva mutación para un artista que no deja de reinventarse: "Tengo la certeza de que a base de tomar riesgos, a base de poner mi carrera a prueba, he ganado una libertad creativa reconocible".  

El músico gallego Xoel López

Xoel López es un tipo ubicuo, un músico que "siembra horizontes" y que, como si de un ancla se tratase, siempre termina recalando en Madrid. Recién llegado de México, nos recibe dando buena cuenta de un generoso pincho de tortilla en un castizo garito de Moncloa. A su lado una guitarra enfundada en un estuche ajado y un fular rojo pasión que contrasta con el riguroso gris de su atuendo. Anda presentando Sueños y Pan, disco número 14 en su dilatada carrera musical hecha a base de volantazos e intuiciones varias. La recompensa no es pequeña, se llama libertad creativa y le ha costado "muchas pequeñas derrotas". Valió la pena. 

¿Por qué 'Sueños y Pan'?

Por un lado es una versión bonita de esa locución latina de Pan y circo. Para mí los sueños y el pan es lo mínimo que una sociedad necesita; las necesidades básicas cubiertas, pero también la oportunidad de ir más allá, de fantasear con ese otro horizonte hecho de ideales. En ese sentido, Sueños y Pan presenta también otra dualidad entre lo mundano, lo que tiene que ver con ese trabajo que nos condiciona el día a día, y lo que realmente sueñas hacer con tu vida. 

También podría referirse a ese equilibrismo entre ganarse la vida con la música y mantener una cierta libertad creativa...

Es una tensión constante. Desde que a los 25 años más o menos conseguí cumplir mi sueño de vivir de la música, he intentado mantener una libertad total en todo lo que hacía pero tratando al mismo tiempo de no perder la totalidad de mi público, aunque es obvio que siempre pierdes...

Pero también el público ha podido madurar contigo...

Sí, pero en todas mis mutaciones he perdido gente por el camino. Luego he tratado de remendar un poco sobre la marcha recuperando cosas, pero siempre apostando por lo que me pedía el cuerpo. Es más fácil asumir el trabajo de un disco y una gira cuando sientes que haces lo que necesitas que si te estás recreando en algo que ya no va contigo. En todo caso, es obvio que no tengo la libertad creativa de una persona multimillonaria...

¿Qué disco sacaría un Xoel multimillonario?

Es una pregunta que me suelo hacer; qué sería de mi vida sin ningún condicionante económico. 

¿Seguirías tocando?

Por supuesto, soy músico a pesar de mí mismo, no puedo evitarlo. De hecho, en su día llegué a pensar que sería incapaz de dedicarme a la música a nivel profesional, pensé que siempre sería algo que tendría que hacer en paralelo a otra cosa.

¿Cuándo te caes del caballo?

Pues no te lo vas a creer, pero Sueños y pan es, en cierta forma, la celebración de que la música es una realidad para mí, se ha convertido en mi modus vivendi. Llevo muchos años en este oficio, he publicado 14 discos, y es ahora cuando tengo la certeza de que a base de tomar riesgos, a base de poner mi carrera a prueba, he ganado una libertad creativa reconocible. Esto es algo que te tienes que ganar; cuanto más libre quieres ser más te lo tienes que currar. Por supuesto que hay caminos más rápidos y fáciles, y soy consciente de que he apostado por el difícil. También es cierto que no aspiro a grandes beneficios...

¿Pierde magia la música cuando se convierte en profesión?

Creo que hay que lidiar con esa tensión, cuando lo que hacías por evasión deviene en sustento se pierde un poco la gracia. Por supuesto que ese momento mágico de creación en el que todo fluye sigue compensando, pero luego hay otra parte que consiste en repetir esa canción 20.000 veces, grabarla, analizar, criticarla...

Cumpliste cuarenta años, llevas 14 discos a cuestas y eres padre de familia... En una industria que venera a la juventud, ¿como proyectas tu carrera, tu espacio en esa industria?

Estoy cómodo con el sitio que me ha tocado y que he conseguido. Me parece importante que tu edad vaya acorde con la música que haces. Ahora disfruto mucho más con lo que hago y de la gente con la que me rodeo. Entiendo la madurez del artista como algo muy positivo, a fin de cuentas todos mis referentes —Serrat, Caetano, Leonardo Cohen... — han sabido envejecer. 

¿Te sigue sorprendiendo ese lugar del que vienen las canciones?

Somos más complejos de lo que nuestro modo consciente nos hace ver. Creo que dentro de nosotros hay mucho más de lo que podemos gestionar. Quiero pensar que en cualquier actividad creativa esos dos mundos se conectan. Para mí eso es lo que se suele llamar inspiración. Se trata de echar la caña en ese río que son los sueños y terminas pescando cosas que en realidad siempre han estado. De ahí vienen las canciones, y ese lugar es colectivo porque el subconsciente también está hecho de lo que somos en sociedad. Componer es abrir ese grifo y poner el cazo.

Estás desmitificando al autor, ese supuesto ser deífico tocado por la varita mágica de la inspiración...

Es que en el fondo todo viene de copiar a los demás. Todos hemos aprendido copiando a los demás, diría más; hemos aprendido copiando mal. Cuando consigues un estilo propio es cuando realmente has conseguido hacer tuyo todo lo aprendido. Somos todo lo que hemos podido conocer, nadie se ha inventado un estilo partiendo de la nada, siempre ha sido una derivación de algo que ha conseguido otro. En ese sentido, creo que somos como un colmena, trabajamos en equipo constantemente, un gran equipo mundial.

¿Cómo dialoga el Xoel de 'Sueños y pan' con su obra pretérita?

Pues hay cosas que me dan vergüenza y otras de las que me siento orgulloso. Aquellas que menos me interesan trato de verlas en su contexto. Creo que las trayectorias son necesarias, lo contrario sería magia. Me explico; sería imposible haber llegado a este punto sin todas las grandes equivocaciones que he podido cometer y sin esos pequeños aciertos. 

En eso consiste la búsqueda artística, ¿no?

Supongo, en todo caso para mí reinventarme ha sido un necesidad vital siempre. Creo que mi trayectoria predomina esa idea de espiral, de nunca perder un punto de partida determinado al que tarde o temprano termino regresando. Tengo unos puntos cardinales muy claros y a partir de ellos me voy tejiendo mi propia red. 

¿Cómo conviven el autor obsesionado con su carrera y el padre de familia?

Intentando entrar en esa mentalidad infantil que todo lo ve y todo lo palpa. Es algo que me fascina, en especial esa capacidad de descubrir y sorprenderse. Para mí la clave como compositor pasa por no perder nunca ese niño libre que se atreve con todo, que junta rayas con cuadros y se queda tan ancho. En la primera canción del disco —Jaguar— hay unas líneas en las que digo: "pequeño jaguar de la noche/ rompiste todos mis espejos", y lo que quiero expresar es precisamente eso, cómo de repente todos esos espejos egocéntricos quedan hechos añicos. 

¿Tiene cabida la política en tu música?

Mis letras nunca han sido explícitas, aunque he ido incorporando muchos temas que me preocupaban a nivel social. Otros sí lo han hecho y me parece estupendo cuando alguien consigue alcanzar cierta belleza hablando específicamente de política, creo que es muy complicado. A mí, en cambio, me gusta mantener una cierta distancia, entender que mi arte está separado de mis opiniones políticas. Además, creo que si lo hiciera, si planteo un determinado argumento o una bandera, habría quien impugnara dicha bandera sin entrar a escuchar realmente lo que tengo que proponer a nivel artístico. 

No es fácil posicionarse...

Sobre todo cuando no lo puedes hacer libremente, cuando parece que hay unas casillas predeterminadas para ti y de ahí no puedes salir. Parece que si no eres esto, entonces tienes que ser esto otro... Vuelvo a lo del inconsciente; a veces todo es mucho más complejo de lo que parece. Si uno piensa siempre lo mismo, ¿cómo se hace feminista?, ¿cómo dejas de ser un machista...? Creo que hay que ponerse la zancadilla a uno mismo, aprendemos más de esos desvíos del camino previsto que si nos mantenemos fieles a una determinada hoja de ruta.

Y tú has dado más de un volantazo, al menos geográfico...

Trato de tener un pie en cada lugar, pero obviamente hay una parte de mí que piensa en términos de hogar y de identidad. Esto es algo que se intensificó en mis primeros pasos en América Latina, por un lado todo lo nuevo me fascinaba, pero por otro tenía una necesidad también de escuchar mucha música folclórica gallega. Traté de agarrarme a esa idea de hogar pero no para ponerle vallas, sino como un sitio en el que poner un pie y con el otro pivotar, tal y como se hace en baloncesto. Pensar que uno nace donde le toca, la identidad no es más que una construcción y como tal, podemos hacer con ella lo que queramos. La propia idea de España es una construcción, algunos la compran y otros no. Yo prefiero pensar en una España plurinacional, otros tienen una visión monolítica del país. Me gusta que mi país sea lo más complejo posible.


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