Antes de las últimas Navidades la dimisión de la directora de ARCO Lourdes Fernández parecía cantada, después de las injerencias en la línea editorial de la feria por parte del presidente del recinto ferial Ifema, Luis Eduardo Cortés. Sin embargo, Fernández resistió la marea, logró calmar la cólera de los galeristas y que la edición de 2010 saliera adelante con la esperanza de que fuera el principio del cambio. Ayer, la decisión de Lourdes Fernández no hizo más que alterar las aguas que parecían en reposo.
En el escueto comunicado de prensa que emitió Ifema ayer por la tarde aclaraba que la renuncia irrevocable se debe a 'las diferencias en cuanto al desarrollo del proyecto de feria'. Según fuentes cercanas a la directora saliente, las últimas reuniones que mantuvo con Cortés, en las que se planteó el nuevo proyecto de vida para ARCO, Lourdes Fernández vio cómo aquella conciliación entre ambas partes se convirtió en negación y oposición.
La relación entre la directora y Luis Eduardo Cortés era insostenible
Las mismas fuentes aseguran que la ex directora ya había pensado en varias opciones para afrontar un año que se presentaba como el más difícil de los tres por los que ya había pasado. En primer lugar, Lourdes Fernández habría decidido esperar hasta el mes de junio a la llegada del nuevo presidente de la Cámara de Comercio, institución con peso suficiente en Ifema como para proponer el cambio de su presidente.
Fernández esperaba que Cortés fuera reemplazado para poder partir de cero con un nuevo presidente de Ifema. Ella sólo seguiría si cambiaban a Luis Eduardo Cortes. De no ser así, seguiría sólo hasta septiembre y entonces presentaría su dimisión. Sin embargo, lo ha hecho cuatro meses antes. O bien sabía que el nuevo nombramiento de la Cámara de Comercio respaldaría el puesto de Luis Eduardo Cortés o bien podrían haberle hecho, según dichas fuentes, una oferta para un alto cargo en el Museo Guggenheim de Bilbao.
De hecho, Lourdes Fernández, de 50 años de edad, historiadora del arte por la Universidad de Barcelona, es una de las personas más preparadas para un puesto de esa responsabilidad, tras haber dirigido, además de ARCO, la Bienal Europea de Arte Contemporáneo Manifesta, así como directora de las galerías Aret DV de San Sebastián y Marlborough de Madrid.
Desde hace meses hay dos ferias: la que quieren las galerías y la de Ifema
En vísperas de la celebración de ARCO, este periódico habló con Lourdes Fernández sobre su papel en la crisis de la feria. La entonces directora aseguraba que nunca llegó a pensar en la dimisión. 'Yo he estado como un roble', dijo entonces. Su estrategia en aquella tormenta fue apartarse de la escena: 'Mi responsabilidad era guardar silencio y sacar adelante la feria, y que las galerías finalmente no cuestionaran ARCO. Yo debía salvar la situación y nos ha salido fenomenal. Hay un compromiso mutuo', explicó.
Con su marcha, los galeristas ayer no daban crédito a la noticia y no estaban tan convencidos con ese compromiso y esa confianza en la viabilidad del proyecto con la que les habían tranquilizado meses atrás. 'Imagino que quieren montar una feria sin filtros para que entre todo el mundo. ARCO se convertirá en un mercadillo', señaló ayer la galerista decana Soledad Lorenzo. 'Imagino que la directiva no entiende lo que debe ser la feria. Pero si quieren cambiar una feria a peor ya te puedes imaginar lo que vamos a decir. Se cargarán ARCO y será una gran pérdida', dijo irritada.
El nuevo destino de Lourdes Fernández podría ser el Museo Guggenheim
Alberto de Juan, de la galería Max Estrella, se quedaba 'de piedra'. 'Una dimisión nunca es una buena noticia. Lo que significa es que las cosas no están bien en ARCO. De esta manera, los problemas de falta de confianza entre ambas partes se agravan', cuenta el galerista sorprendido. Para De Juan, Lourdes Fernández era una persona que sabía cuáles eran los problemas de las galerías y cuáles los peligros por los que pasa ARCO.
La feria de arte contemporáneo española entra en alerta roja, porque ahora hay que esperar el nuevo nombramiento en la dirección, que en todo caso será nombrado directamente por Ifema. 'Ya se ha demostrado las represalias son mayores', aseguró a Público un galerista que prefirió guardar su identidad por miedo. 'No quieren tener buen criterio, lo que quieren tener es el control de ARCO', dijo.
Desde hace meses está claro que hay dos ferias: la que quiere Ifema y la que quieren las galerías. La feria de las galerías tiene menos expositores, sólo con las mejores de aquí y del extranjero. Menos pabellones y cuidar más al coleccionista privado.
En ese sentido, contra el inmovilismo de la feria y con nuevas medidas para una feria atascada en una profunda crisis de identidad, hace dos semanas la cúpula de ARCO, con Cortés y Fernández al frente, se reunió con un grupo de galerías de Barcelona que habían escrito una carta acerca de los cambios necesarios e imprescindibles que ARCO debería acometer. En aquella reunión Cortés se mostró ilusionado con las propuestas de los galeristas, pero en desacuerdo con las opiniones de Lourdes Fernández. Al parecer, hubo momentos muy violentos en la reunión que dejaban claro que entre dirección de ARCO y presidencia de Ifema no había diálogo. Estaban en un peligroso punto muerto.
Damián Casado, director de la galería Casado Santapau, cree que el por un lado es un buen cambio porque la feria ha tocado fondo, pero teme el nombramiento del nuevo director, porque 'puede ser una renovación a peor'. De hecho, ese es el miedo que ya demostraron en enero todos los galeristas cuando se reunieron en una sala del Círculo de Bellas Artes de Madrid para plantar cara todos a una a las decisiones de Luis Eduardo Cortés.
En estas últimas semanas también se ha nombrado a Juana de Aizpuru miembro del Comité de galeristas, directamente por Luis Eduardo Cortés. Las galerías más jóvenes han escrito una carta al Comité para expresar su malestar por no haber sido tenidas en cuenta, a pesar de que son las que más se mueven en ferias del extranjero y de quien se espera nuevos planteamientos para una feria desgastada.
Galeristas como Álex Nogueras tienen claro que se había llegado a una situación insostenible. 'Era o uno u otro', dice. 'Me sabe muy mal por Lourdes, pero era una renuncia que debería haber sucedido mucho antes por la situación a la que se estaba sometiendo. Imagino que ha esperado a que pasara la edición de 2010', explicó Nogueras, quien no duda al afirmar que hay muchas galerías que están pensando en renunciar a ARCO para ir a Bruselas. 'No permiten que se profesionalice la dirección de ARCO'.
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