Hay músicos hechos para vivir en un estudio creando discos y conceder pocos conciertos. Otros, al contrario, están hechos de una madera que no les permite dejar de girar y subir a los escenarios. Iván Ferreiro es de los segundos. La semana pasada presentó su nuevo disco, Confesiones de un artista de mierda, un recopilatorio con sus mejores canciones, tanto en solitario como en Los Piratas: 'Una bonita excusa para seguir de gira'.

'Es que me gusta todo de las giras. El escenario, los viajes, las esperas, la compañía. Además, habrá un momento que estaré viejo y tengo que aprovecharlo', agrega. La vejez es un tema que parece obsesionar a Ferreiro. Pero no tanto por el hecho de aproximarse a su muerte sino por aprovechar al máximo cada instante de su vida: 'Quiero poder recordar mi vida y decir: Joder, las hice todas'. Una vida de éxito sería pegarme la mayor cantidad de hostias posible y volver a resurgir y volver a pegármela. No sé si moriré rico o pobre, pero seguro que moriré sonriendo', confiesa.

«La música cubre la necesidad emocional que crean las hipotecas»

Son ya varias las veces que Ferreiro asegura que ha estado totalmente en quiebra. Aunque todo lo que recuerda de aquellas épocas es positivo. 'Cuando se terminaron Los Piratas fue una de ellas. Habíamos invertido mucho en esa banda y cuando debíamos empezar a recoger frutos, se acabó todo', apunta.

No obstante, con la gira del nuevo álbum, Ferreiro podrá recoger muchos de esos frutos plantados con su anterior banda. El disco doble incluye nuevas versiones de Promesas, Años 80 o El equilibrio es imposible, tres de sus grandes éxitos. Aunque ya lleve seis discos en solitario, Ferreiro siempre será el excantante de Los Piratas, algo que al contrario de fastidiarle, le 'enorgullece'. 'Soy el excantante de Piratas como soy hijo de mi madre y hermano de mis hermanos. Pasé 13 años inolvidables con el grupo y seguiré en él toda la vida',reconoce.

«Soy el excantante de Los Piratas como soy hijo de mi madre»

De la actual situación económica de crisis no escapa nadie. Tampoco los músicos. Por ello, Ferreiro compagina tres espectáculos simultáneos: uno con toda la banda, 'el más parecido al nuevo disco', otro a solas con su piano y un último formato con dos guitarristas. 'No quiero que nadie se quede sin verme porque no hay dinero para pagar a la banda. Hay precios para todos los que quieran verme y yo lo que quiero es tocar', apunta. Los próximos conciertos serán los días 27, 28 y 29 de octubre en Madrid.

Aunque para Ferreiro la crisis también tiene su aspectos positivo: la creación. 'La crisis nos hace más sensibles y abre las puertas a emociones. La música cubre esa necesidad emocional, de cariño, de sentirse protegido que provocan las hipotecas', asegura. 'Cuando se está jodido es cuando mejor se compone', prosigue.

La crisis de credibilidad de la SGAE la lleva un poco peor que la económica. 'Por unos cuantos hijos de puta estamos pagando todos los autores. No todos somos unos ladrones', asegura. 'Ahora deberá entrar savia nueva que asegure el futuro de los artistas', prevé. Aunque no sabe concretar cual será la solución. 'Son momentos raros. Ahora todo es digital y va por internet, lo cual no es ni bueno ni malo, pero si un tanto peligroso. Internet está controlado por unas empresas que también pueden controlarnos a nosotros'.