Día tras día la prensa más rabiosamente rosa (y la página de Bob Pop de este mismo diario) nos informa puntualmente de la malas resacas que deja el glamour. Las estrellas de hoy, muchas de ellas con edad para estar todavía estudiando la selectividad, se nos presentan como beodas, fumetas y con más dinero para gastar que un jeque árabe.

La juventud actual, la muchachada que diría Joaquín Reyes, ya no se pirra por esos artistas juveniles que parecían extraídos de las filas de los boy scouts y que protagonizaban series blanditas como Los Problemas Crecen, Cosas de casa o Sensación de Vivir.

De los peligros de esta fama rápida, de eso de ser joven y tener éxito va El séquito (La Sexta, 1.05, miércoles) una producción de HBO que cuenta los avatares de Vincent Chase (interpretado por Adrian Grenier), un actor recién llegado a Hollywood que se hace acompañar de su hermano Johnny Drama Chase (Kevin Dillon), un actor fracasado encasillado en series de medio pelo y dos de sus mejores amigos: Eric (Kevin Connolly) y Tortuga (Jerry Ferrara), encargados única y exclusivamente de
hacerle la vida más cómoda a la estrella.

Invitados de lujo

Un representante con pocos escrúpulos, Ari Gold, interpretado a la perfección por Jeremy Piven (secundario de lujo que recordarán de películas como Very Bad Things o El Reino) y un desfile de actores y actrices que se interpretan a sí mismos como Scarlett Johansson, Jessica Alba o Val Kilmer completan el retrato la vida de una de estas estrellas en ciernes.

De hecho, la serie está producida por Mark Wahlberg, que antes de consagrarse como actor serio en Boogie Nights también fue un tontorrón y alocado modelo de Calvin Klein y tuvo una fugaz y sonrojante carrera como rapero bajo el alias Marky Mark, que ha volcado muchas de sus experiencias en los guiones de la serie que mantiene en todo momento un tono realista (rozando a veces la sátira descarnada) que no escatima en mostrarnos aquello que intuíamos de los muchachos de Sensación de Vivir: fiestas en la piscina, promiscuidad a raudales y botellas de cristal derramadas en el jacuzzi.

Moviéndose en el terreno de la comedia, aunque también hay gotas de drama e incluso tiempo para el romance, El séquito forma parte de una nueva forma de hacer series juveniles de altos vuelos que tratan al espectador juvenil, un poco más resabiado que el de antaño, con inteligencia y ha sido junto a O.C. (ésta sí más moralista y más cercana al culebrón) la que ha dado el pistoletazo de salida para otras producciones, como Gossip Girl.

Bloguera anónima

La serie está arrasando actualmente entre los espectadores más jóvenes de Estados Unidos, y se ha estrenado en AXN en versión original (hoy a las 20.05 horas). Enfocada hacia el público femeninoGossip Girl es una moderna adaptación de Las amistades peligrosas. Esta serie da cuenta de las andanzas de la chavalería más pija de Manhattan, de sus amoríos, sus miserias y sus fiestas; a través del testimonio de una anónima bloguera, Gossip girl (chica cotilla), infiltrada en el grupo de colegas y de la cual, como el Charlie de Los Ángeles de Charlie, se mantiene en el anonimato.

Dos buenos ejemplos para descubrir que la televisión se va acomodando a sus espectadores más jóvenes y va reconociendo que es un sector complicado de conquistar y demasiado resabiado como para
entender que si los buenos chicos van al cielo, los malos van donde les da la gana, por lo menos hasta la hora de la carta de ajuste.