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MADRID.- Las lluvias de meteoros son conocidas popularmente como estrellas fugaces y a lo largo del año hay varias, aunque la más popular es la de las perseidas, por suceder en pleno agosto y por producir un gran número de meteoros brillantes.
Este agosto es un buen mes para observarlas, sobre todo la noche del 12 al 13, dos días antes de la luna nueva. Esto favorecerá que aficionados y astrónomos puedan llegar a ver hasta 160 meteoros en una hora, eso sí, con cielo oscuro, sin contaminación lumínica y mejor con pocos obstáculos a la vista. "Las condiciones astronómicas este año serán especialmente buenas para su observación", confirma a Efe Francisco Colomer, astrónomo del Observatorio Astronómico Nacional (OAN).
Las lluvias de estrellas se producen cuando la traza de partículas de polvo y rocas que dejan los cometas en su órbita entran en la atmósfera de la Tierra y se volatilizan produciendo un efecto luminoso: los meteoros.
En una noche cualquiera se pueden ver varias estrellas fugaces, una, dos o tres a la hora, pero, cuando se habla de lluvia de estrellas, es cuando se pasa de un ritmo de estrella fugaz por hora a uno, al menos, de estrella fugaz por minuto.
Estos fenómenos se pueden prever con antelación, ya que todos los años la Tierra en su camino alrededor del Sol atraviesa la trayectoria de varios cometas, en este caso el Swift-Tuttle. Cada año por estas fechas nuestro planeta cruza la órbita de este cometa, que pasó cerca del Sol por última vez en 1992.
Cada año en agosto, la Tierra se cruza con la órbita del cometa Swift-Tuttle, cuya cola deja unos fragmentos al llegar a la atmósfera se desintegran emitiendo un destello de luz
"El cometa Swift-Tuttle completa una órbita alrededor del Sol cada 133 años aproximadamente, y cada vez que se aproxima a nuestra estrella éste se calienta y emite chorros de gas y pequeñas partículas sólidas que forman la cola del cometa", señala José Luis Ortiz, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), que estudiará el fenómeno este año. Cuando una de estas partículas, que formaron en su día la cola del cometa, entra en la atmósfera terrestre, la fricción la calienta de tal manera que se vaporiza a gran altura (unos 100 kilómetros).
Según explica el IAA en una nota, la mayoría son tan pequeños como un grano de arena o un poco más y, cuando se cruzan con nuestro planeta, impactan contra la atmósfera a una velocidad de más de 210.000 kilómetros por hora, equivalente a recorrer nuestro país de norte a sur en menos de veinte segundos.
El choque produce un aumento de temperatura de estos fragmentos de hasta 5.000 grados en una fracción de segundo, que se desintegran emitiendo un destello de luz que recibe el nombre de meteoro o, popularmente, estrella fugaz. El momento exacto del máximo es difícil de predecir; un modelo sugiere que se verán más perseidas al principio de la noche, mientras que otro apunta que será al final, según la web del OAN.
De cualquier forma, el máximo de la lluvia suele durar varias horas, por lo que está garantizado que se verán perseidas toda la noche del 12 al 13, e incluso en noches anteriores y posteriores.
Colomer recuerda que, además, de la oscuridad, es preferible no usar instrumentos ópticos que limiten el campo de visión: "Lo mejor, tumbarse, mirar al cielo, esperar y disfrutar de la noche". El año pasado las condiciones fueron "las peores", según el Planetario de Pamplona, así que éste hay que aprovechar; por eso, numerosos centros de astronomía están organizando observaciones.
El planetario navarro, que además está montando talleres para animar a todo el mundo a que conozca mejor las lágrimas de San Lorenzo, ha reunido en su web "los diez datos sobre las perseidas". Explica, por ejemplo, que se pueden observar meteoros asociados a las perseidas desde mediados de julio y hasta la última semana de agosto, pero "es cierto que cerca de San Lorenzo se ven más".
Aprovechando la buena visibilidad este año, el IAA y la Universidad de Huelva analizarán la composición de las partículas desprendidas por el "Swift-Tuttle" mediante un nuevo espectrógrafo de alta resolución instalado en el Observatorio de La Sagra, donde además se hará una observación pública y guiada de las perseidas.
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