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La segunda vida de Philae en el cometa

El módulo europeo, que revivió el 13 de junio, sigue en contacto intermitente con la Tierra a través de su nave nodriza Rosetta y pronto empezará a realizar observaciones científicas

Imagen del cometa 67P/C-G tomada el pasado 15 de junio desde 204 kilómetros de distancia por la nave Rosetta.- ESA/Rosetta/NAVCAM

MALEN RUIZ DE ELVIRA

Madrid.- A centenares de millones de kilómetros de la Tierra, un pequeño módulo europeo que había tenido un difícil aterrizaje sobre la superficie de un cometa hace siete meses, revivió hace unos días y, tal como estaba programado para hacer, mandó señales a su nave nodriza Rosetta que, a su vez, las reenvió a la base terrestre de sus controladores. Tras la alegría inicial, estos han empezado la laboriosa programación de las dos sondas para establecer un buen contacto entre ellas, azuzados por nuevas transmisiones de Philae.

Son ventanas cortas pero estables, como las dos de dos minutos cada una del 19 de junio en la que Philae transmitió otros pocos datos de su estado. Era previsible, señala la Agencia Europea del Espacio (ESA), porque Rosetta y Philae se tienen que ver para comunicarse y la preprogramación de la sonda, en órbita a unos 170 kilómetros de altura, no era la óptima para este fin. Sin embargo, Rosetta ya ha recibido órdenes para aumentar la visibilidad mutua y está preparada para recibir nuevas transmisiones de datos, algunos posiblemente tomados durante los días posteriores al aterrizaje, antes de que la sonda entrara en hibernación al no recibir suficiente energía solar para funcionar.

Los miembros del equipo son optimistas y creen que pronto podrán programar a Philae para tomar nuevos datos científicos de su entorno, aunque todavía tenga poca potencia disponible, pero nada está asegurado en una misión tan emocionante como arriesgada. Por ahora la sonda, a una temperatura de 35 grados bajo cero, solo está activa cuando recibe luz solar, que es en varios periodos de dos horas cada día; las transmisiones, en paquetes, se producen a una velocidad máxima de 16 kilobits por segundo y manda primero los datos más antiguos.

Los miembros del equipo son optimistas y creen que pronto podrán programar a Philae para tomar nuevos datos científicos de su entorno

La primera señal de que Philae había revivido se recibió el 13 de junio. Ahora el cometa Churyumov-Gerasimenko y sus acompañantes están a unos 295 millones de kilómetros de la Tierra y 208 millones de kilómetros del Sol. El cometa tendrá su máxima aproximación al Sol (perihelio) el 13 de agosto. El aumento de su actividad, a través de chorros de polvo, gas y plasma, hace imposible por ahora acercar el módulo orbital más a la superficie, que sobrevoló hace unos meses a solo 20 kilómetros de altura.

Dibujo del despertar de Philae de una serie destinada a popularizar la misión Rosetta.- ESA

Dibujo del despertar de Philae de una serie destinada a popularizar la misión Rosetta.- ESA

Fruto de todos estos meses de observación de cerca del cometa, los científicos de Rosetta empiezan a presentar resultados. Varios científicos del Instituto de Astrofísica de Andalucía figuran en los equipos que han observado restos emanados del cometa de hasta dos metros de diámetro y han llegado a establecer sus trayectorias, indican en la revista Astronomy and Astrophysics. Algunos de estos trozos se mueven como satélites del helado cuerpo celeste, posiblemente originados durante el perihelio anterior, en 2009. También se ha podido realizar el primer mapa de vapor de agua alrededor del cometa. “La distribución del agua en el coma es muy poco homogénea”, comenta Nicolar Biver sobre los resultados que han obtenido, publicados en la misma revista

La misión continuará hasta septiembre de 2016 y ya se están presentado resultados de las observaciones

El pasado lunes la Agencia Europea del Espacio (ESA) anunció la extensión de la misión hasta septiembre del año que viene. Entonces el cometa estará ya bastante lejos del Sol y no habrá suficiente energía solar para que funcionen los instrumentos de Rosetta, que probablemente terminará descendiendo hasta la superficie para acompañarle indefinidamente en su largo camino. Hasta ahora estaba aprobada la financiación hasta diciembre de este año.

“Es una noticia estupenda para la ciencia” dice Matt Taylor, director científico del proyecto. “Podremos seguir la disminución de la actividad del cometa a medida que se aleja del Sol y acercarnos nuevamente mucho a él para recoger datos. De esta forma comprenderemos mucho mejor la evolución de cada cometa a lo largo de su existencia”.

Justo antes de que Philae reviviera se anunció que posiblemente se había localizado su situación sobre el cometa en unas imágenes tomadas poco después de que aterrizara. Con la extensión de la misión se podrán intentar maniobras de aproximación más arriesgadas, confirmar su situación y recoger incluso muestras de polvo. El fin más lógico, dice Patrick Martin, director de la misión, sería posar Rosetta sobre la superficie tras una aproximación en espiral de unos tres meses durante los cuales se seguirían tomando datos, pero nada se ha decidido todavía.

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