Un nuevo estudio publicado hoy en la revista Nature y dirigido por el biólogo evolutivo Alistair Evans de la Universidad de Monash (Australia) da una nueva perspectiva sobre los dientes humanos actuales y el de los homínidos fósiles.
La investigación confirma que los molares, incluidas las muelas del juicio, proporcionan información que hace que se pueda predecir el tamaño de dichos dientes por la denominada 'cascada inhibitoria' –una regla que muestra cómo el tamaño de un diente afecta a las dimensiones del que le sigue–. Esto es importante porque indica que la evolución de estas piezas en la especie humana ha sido mucho más simple de lo que los científicos habían pensado previamente.
“La regla de la cascada inhibitoria nos muestra un patrón predeterminado de desarrollo que funciona para todos los homínidos, por lo que se puede saber mejor cómo han cambiado los tamaños de los dientes en la historia evolutiva”, declara el biólogo evolutivo Alistair Evans de la Universidad de Monashn (Australia), que lidera el estudio publicado en la revista Nature.
“La regla de la cascada inhibitoria nos muestra un patrón predeterminado de desarrollo que funciona para todos los homínidos", dice Evans
Evans explica en el artículo cómo nuestra fascinación por saber de dónde venimos y cómo eran nuestros antepasados fósiles ha impulsado la búsqueda de nuevos fósiles y su interpretación.
“Uno de los resultados importantes del estudio es que vemos una diferencia entre los primeros homínidos, llamados australopitecos, y especies en nuestro propio género Homo. Parece que ha habido un cambio específico en los dientes cerca del origen de las especies Homo, que probablemente se relaciona con cambios en la dieta y la elaboración de alimentos al cocinar”, añade el científico. "Los dientes pueden decirnos mucho sobre la vida de nuestros antepasados y su evolución en los últimos siete millones de años”, subraya.
¿Qué nos hace diferentes de nuestros parientes fósiles?
Los paleontólogos han trabajado durante décadas para interpretar estos fósiles y buscar nuevas maneras de extraer más información de los dientes. Evans asegura que este nuevo trabajo desafía la hipótesis actual aceptada de que había una gran variabilidad en la forma en la que evolucionaron los dientes en nuestros parientes más cercanos. "Nuestro estudio muestra que el patrón es mucho más simple y la evolución humana era mucho más limitada”, agrega Evans.
El científico dirigió un equipo internacional de antropólogos y biólogos evolutivos de Finlandia, EE UU, Reino Unido y Alemania, utilizando una nueva base de datos de homínidos fósiles y humanos modernos con información recogida a lo largo de varias décadas, así como imágenes en 3D de alta resolución para ver el interior de los dientes fósiles.
Predecir el tamaño de dientes desconocidos
El equipo aplicó sus resultados a dos grupos de homínidos: especies del género Homo y los australopitecinos como Lucy. Los investigadores descubrieron así que ambos siguen la regla de la cascada inhibitoria, aunque de forma ligeramente distinta. "Parece que hay una diferencia clave entre los dos grupos de homínidos, quizás una de las cosas que define nuestro género", concluye.
"Nuestro estudio muestra que el patrón es mucho más simple y la evolución humana era mucho más limitada”, agrega Evans
Lo que es realmente interesante para los científicos es que esta regla se puede utilizar para predecir el tamaño de los dientes fósiles desconocidos. “A veces nos encontramos con que solo hallan unos cuantos dientes. Con nuestra nueva visión, se puede estimar de forma fiable lo grande que eran los que no conocemos. El homínido temprano Ardipithecus es un buen ejemplo, ya que el segundo molar de leche nunca ha sido encontrado. Ahora podemos predecir lo grande que era".
El estudio examinó los dientes de los humanos modernos, incluyendo los que están en una de las colecciones más grandes del mundo en el Hospital Dental de Adelaide (Australia).
"Estas colecciones de modelos dentales son fundamentales para encontrar nuestro lugar en el árbol de la evolución de los homínidos, y avanzar conocimiento de la salud de los australianos", dice el profesor Grant Townsend de la Universidad de Adelaide y coautor de la investigación. Esta simple regla proporciona pistas sobre cómo podemos evolucionar en el futuro.
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