MADRID
Actualizado:Cualquiera que se haya hecho un análisis de sangre sabe que la lista de sus componentes es larga y va mucho más allá de los populares glóbulos blancos y rojos. Lo que es menos conocido es que se está realizando una nueva clasificación sistemática de los componentes sanguíneos basada en la genética. Este trabajo acaba de dar su primera sorpresa con el hallazgo de nuevas clases de glóbulos blancos, ligados a los mecanismos de defensa del organismo frente a las enfermedades.
La sangre contiene muchos tipos de células, entre ellas numerosos componentes del sistema immunitario, recuerdan los autores –británicos y estadounidenses- de este importante hallazgo en la revista Science, donde publican su amplio y elaborado trabajo de investigación. Los investigadores han utilizado un nuevo método de clasificación de las células, basado en los genes que expresa cada una, para identificar dos nuevos subtipos de células dendríticas y otros dos de monocitos. Con la taxonomía revisada que presentan los investigadores, que analizaron unas 2.400 células de la sangre de donantes sanos, en total existen seis subtipos de células dendríticas y cuatro de monocitos.
Los científicos no conocen todavía el papel de estas células en la defensa del organismo pero sí señalan que al menos uno de los nuevos subtipos de células dendríticas activa de forma potente las células T, la primera fila de esta defensa...
Lo que hacen las células dendríticas es mostrar en su superficie moléculas llamadas antígenos (un término que conocen casi todos los que sufren de alergias) que son reconocidas por las células T, las cuales montan una respuesta específica del sistema inmunitario. Esta respuesta, en el caso de las alergias, suele ser desproporcionada respecto al riesgo que presenta el polen, por ejemplo, pero el mecanismo es el mismo que cuando se trata de un patógeno como virus o bacteria. Las células dendríticas no se encuentran solo en la sangre sino también en la piel y en el tejido linfático. También se ha identificado en el torrente sanguíneo una célula precursora de células dendríticas, producida en la médula ósea.
Por otra parte, los monocitos, que asimismo forman parte del sistema defensivo, son los glóbulos blancos más grandes y pueden transformarse en macrófagos para digerir los desechos celulares.
La investigación ha sido financiada por el Wellcome Trust. Una de sus investigadores, Divya Shah, explica: “El paso siguiente es conocer qué papel juega cada uno de estos tipos de células en nuestro sistema inmunitario, tanto cuando estamos sanos como durante las enfermedades”.
Hasta ahora las células se clasificaban mediante una combinación de su forma, sus propiedades físicas, su localización, sus funciones, su origen y la expresión de unos determinados marcadores en su superficie. Estudiar una a una genéticamente las células del sistema inmunitario, como se ha hecho en este trabajo con las dendríticas y los monocitos, permitirá obtener un atlas completo con importantes aplicaciones previsibles en medicina.
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