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¿Es un coche o es un avión?

Innovación. El icono de decenas de películas de ciencia ficción está más cerca que nunca de hacerse realidad gracias al desarrollo de las primeras avionetas-coches

JUAN MANUEL DAGANZO

Escapar volando de un atasco ha dejado de ser, para algunas empresas, cuestión de imaginación o de ciencia ficción. Numerosas compañías pretenden vender, en un futuro cercano, vehículos que compatibilizan la conducción tradicional con el pilotaje. Una de ellas es la estadounidense Terrafugia, que ha anunciado que a principios de 2011 pondrá a la venta el primer avión del mundo con capacidad para circular como un vehículo normal y como avioneta.

Los primeros test de vuelo del Transition Roadable Aircraft (TRA), realizados el pasado marzo en el aeropuerto de Plattsburg (Nueva York), han demostrado que este biplaza no sólo es capaz de transformarse de coche en avión en pocos segundos, sino que, además, puede aterrizar y despegar en cualquier aeropuerto.

El TRA para el que más de 50 personas ya han entregado una señal de 10.000 dólares (7.600 euros) 'no es un fenómeno de marketing, sino una solución a los numerosos problemas que actualmente afrontan los pilotos. El Transition está diseñado para sustituir una avioneta, no al coche', recalca Marc Stiller, ingeniero de Terrafugia.

El primer Transition se venderá en 2011 a un precio estimado de 194.000 dólares (unos 147.000 euros). Según Stiller, 'su ventaja es que sus alas tienen un mecanismo automático que las despliega o las recoge, pudiendo así cambiar del modo avión al modo coche, o viceversa, en menos de 30 segundos, un proceso que en otros prototipos solía durar hasta 20 minutos'.

Carl Dietrich, consejero delegado de Terrafugia, no duda en afirmar que este vehículo 'cambia el concepto de movilidad personal gracias a la combinación tierra-aire. Es lo que los entusiastas de la aviación han estado esperando desde 1918'.

Lo corrobora Bruce Calkins, director general de Moller International, la compañía estrella en el diseño de vehículos voladores. 'Cuando se inventó el coche, todo el mundo siempre ha querido que volara', dice. Esa opinión la comparte John Bakker, el creador del Personal Air and Land Vehicle, más conocido como PAL-V. Este coche es similar al que conducía James Bond en la película Sólo se vive dos veces y ha tardado seis años en ser diseñado.


El sistema de despegue y aterrizaje de esta moto es diferente al de Terrafugia, ya que utiliza el sistema VTOL (Vertical Take Off and Landing, Despegue y Aterrizaje Vertical). Esta técnica evita que el vehículo necesite decenas de metros para poder despegar, como en el caso del TRA. Según Bruce Calkins, 'las alas montadas en el vehículo implican la necesidad de una pista de despegue, pero los coches VTOL son la solución para dejarte lo más cerca posible de tu destino sin necesidad de un aeropuerto'.

Esta técnica no es la que utiliza el TRA, ni tampoco el Volante. Este vehículo diseñado por el ex coronel del Ejército estadounidense K.P. Rice es un coche de tres ruedas al que se le acoplan unas alas. 'El Volante es más sencillo de construir, requiere menos licencias y puede adaptarse a las necesidades de más gente', afirma Rice.

Volante es de los pocos sistemas que ha sido sometido a pruebas de vuelo. La mayoría de creaciones de coches voladores son conceptos que ni siquiera han pasado del tablero de diseño a la realidad, como el Vertipod una plataforma voladora diseñada por la empresa AirBouyant y el X-Hawk, de la compañía israelí Urban Aeronautics. El vehículo utiliza un sistema de timones móviles equidistantes al centro de gravedad, que permiten que el vehículo se pueda desplazar hacia los lados sin necesidad de girar. Se prevé que pueda ser utilizada como ambulancia o como medio de transporte rápido para tropas.

Pero quizá los modelos más conocidos, y de los pocos que han sido probados hasta la extenuación, son los de la compañía californiana Moller International. El penúltimo, actualmente en fase de desarrollo, es el M400 Skycar, y el último es el M400X, un prototipo que acaba de superar las primeras pruebas. Ninguno de los dos, en todo caso, está de momento a la venta.

Pero, ¿se podrán utilizar realmente estos vehículos en un futuro próximo?. Marc Stiller afirma que, al menos en Estados Unidos, 'sólo será necesario contar con una licencia de piloto deportivo y, para despegar, acudir a un aeropuerto'.

El caso en España es diferente. Aún se desconoce si esta clase de vehículos se pondrá a la venta aquí y, de momento, no se tienen demasiado claras las normas que regirán estos coches ni las licencias necesarias para pilotarlos. Portavoces de Aviación Civil afirman que habría que definir su uso, el tipo de vehículos, qué características tendrían y qué usos se le va a dar. Pero no dan pistas de lo que ocurriría.

Tomás Márquez, presidente de la Agrupación de Escuelas de Formación Aeronáutica (AEFA) no cree que ningún vehículo similar al de Terrafugia pueda despegar en España por cuestiones administrativas: 'Si es un avión, dependerá de Fomento, si es un coche de Tráfico, deberá pagar tasas como vehículo y como avión... En fin, la Administración lo dejará pasar'. Márquez se queja de la falta de innovación en temas aeronáuticos en España, uno de los pocos países europeos 'que no cuenta con industria aeronáutica de fabricación propia'.

Sin embargo, Bruce Calkins está convencido de que fabricar este tipo de vehículos 'es una posibilidad real. El problema es construirlos es muy caro', asegura, 'pero si pudiéramos conseguir suficientes fondos podríamos construir Skycars en números limitados en sólo dos o tres años'. Calkins admite, sin embargo, que también podría traer problemas. 'La demanda podría crecer hasta el punto de que afectara al control manual de tráfico aéreo. Por fortuna, el sistema de control de tráfico aéreo en EEUU incluye ya tecnologías como el GPS y sofisticados pilotos automáticos para adaptarse a la aparición de nuevas aeronaves. Y estas nuevas avionetas-coche incorporan estos avances'.


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