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Una pequeña bola morada con ojos flota en el paisaje digital en tonos pastel mientras pelea con otra bolita verde. Las cartas de salud, habilidad, velocidad, pociones, daño y escudo vuelan. La energía de unos y otros sube o baja con una suave y repetitiva melodía de videojuego como trasfondo. Al otro lado de la pantalla, un chaval lleva casi todo el día con su atención clavada en lo que está haciendo. Más cuando de su habilidad va a depender que gane algo de dinero o, al menos, que recupere lo que invirtió para poder empezar a jugar.
Lanzado en 2018 por una compañía vietnamita y hoy con una capitalización de mercado de 693 millones de euros, Axie Infinity es el pionero en este tipo de videojuegos P2E (del inglés Play to Earn, "jugar para ganar dinero"). La misión del jugador es entrenar a su mascota o Axie, alimentarla y procurar que salga con vida de los enfrentamientos con monstruos o rivales.
Los Axies sobreviven comiendo pociones de amor (SPL, por sus siglas en inglés), que son en realidad una especie de criptomoneda interna basada en tecnología blockchain. Cada Axie es un NFT o activo digital encriptado, es decir, una posesión virtual única que puedes intercambiar por dinero y solo existe dentro de la pantalla.
Algunos jugadores, siervos modernos
Para empezar a jugar es necesario hacer una inversión inicial de unos 300 euros, para comprar, al menos, tres Axies. Aunque también puedes alquilarlos. O entrar a trabajar como becario (sin seguridad social ni contrato) de alguien que te presta sus mascotas. A cambio, debes entregarle un porcentaje (alrededor del 60%) del dinero que consigues dedicando horas y horas al día a jugar con sus axies. Algo así como siervos modernos que trabajaran las tierras de sus señores feudales.
Esto último es lo que hacen la mayoría de los jugadores de países en vías de desarrollo, sobre todo, Filipinas, Ecuador y Venezuela, que no pueden permitirse la inversión inicial. El perfil habitual, "desempleados y estudiantes que no encuentran otra forma de ganarse la vida", cuenta a Público la videojugadora y psicóloga filipina Blaise Shealtielle, autora de un estudio sobre las consecuencias de los juegos P2E para la salud mental, publicado hace unos meses en International Journal of Psychology.
Hola, ansiedad; adiós, diversión
La trampa está servida. "Todo jugador llega en algún momento a un punto en que jugar es más una fuente de estrés que de diversión", apunta Shealtielle. Y más cuando hay dinero de por medio, que, en muchas ocasiones, es la única fuente de ingresos del jugador, tal y como apunta Shealtielle. "Ansiedad, conflictos interpersonales, agresión y frustración" son las emociones más comunes que experimentan, según concluye su investigación, llevada a cabo en Filipinas (de donde provienen la mitad de jugadores de Axie Infinity).
Según nos explica, "los participantes en juegos P2E se vuelven excesivamente competitivos y usan a los demás para desahogar su frustración o la presión. Debes mantener una alta puntuación y demostrar tu pericia como jugador para no perder tu Axie. Para conseguir más dinero, debes ganar siempre. No es solo un juego".
"Aprendiendo a leches"
"¿Crees que puedes jugar para hacerte rico? No. Se habrá hecho rico uno. Es un esquema ponzi o piramidal de manual. Los que están arriba no pierden, sino los nuevos que van entrando. La gente pierde muchísimo dinero", dice a Público Javier Angulo, director de Keres eSports, un club femenino de videojugadoras profesionales.
"Todos estos juegos P2E se promocionan con falsas promesas de que vas a ganar dinero por jugar un par de horas al día, pero es mentira. Igual la primera semana ganas, pero luego pierdes. No vas a recuperar la inversión ni de broma. No la vas a amortizar nunca en la vida", asegura.
Después de haberlos probado él mismo –"y haber perdido mucho dinero con ellos"–, Angulo nos confiesa que "vas aprendiendo a leches. Son inversiones de alto riesgo, pero te las venden como si fueran muy seguras".
Por otra parte, la ganancia que puede obtenerse con el P2E es siempre en criptomonedas, que luego podrían cambiarse por euros. Y aquí está otro de los riesgos. "Muchos juegos tienen su propio token (con un equivalente monetario, algo así como las fichas del casino). Pero el valor de este token cambia mucho y baja con la presión de venta. Lo que vale un euro hoy puede valer menos de un céntimo en dos semanas", apunta Angulo.
Refuerzo intermitente
Otro de los engaños es el creer que "cuanto más inviertas en comprar assets o recursos para tu personaje en el juego (por ejemplo, cartas con determinados poderes, armas, etc., para tener más probabilidades de ganar en una batalla), más ganarás", añade Angulo.
En realidad, es al contrario, asegura: "Cuanto menos inviertas, menos riesgo sufres y más rápido recuperas. Es como pensar que por comprar veinte boletos de lotería te va a tocar el Gordo".
Los P2E son juegos diseñados para tenernos en vilo y engancharnos, siempre con la expectativa de ganar. Nos lo confirma una de las mejores especialistas en el tema que hay en nuestro país, Dominica Díez Marcet, responsable de la Unidad de Adicciones Comportamentales de la Fundació Althaia, en Xarxa Asistencial Universitaria de Manresa.
"El refuerzo intermitente es uno de los más adictivos. Es el mismo mecanismo que funciona con las máquinas tragaperras: a veces toca; a veces, no", cuenta a Público. La clave del enganche, según esta psicóloga clínica, está en el cerebro, donde la dopamina (neurotransmisor que produce sensación de placer, implicado en el circuito de recompensa) se dispara cuando tenemos una expectativa de ganancia que no sabemos cuándo llegará.
Por su potencial adictivo y su relación con los juegos de azar, algunos países, como Corea del Sur, han decidido vetar esta nueva moda de videojuegos. Y es que, como concluye Angulo, "cuando no tiene el único objetivo de divertirte, cuando lo que se busca es ganar dinero, ya no es un juego. Se convierte en otra cosa".
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