Por Frederik Joelving
Detrás de los ojos inmóvilesde los niños que pasan mucho tiempo y gastan mucha energía conlos videojuegos se podría estar gestando un problema.
Un estudio de dos años de duración sobre más de 3.000alumnos de Singapur reveló que uno de cada 10 era adicto a losvideojuegos y la mayoría tenía que cargar con lasconsecuencias: esos niños eran más propensos a tener trastornosde conducta y a desarrollar problemas mentales adicionales.
"Cuando los niños se volvieron adictos, desarrollarondepresión, ansiedad y fobias sociales, y sus calificaciones enla escuela bajaron", enumeró Douglas A. Gentile, que dirige elLaboratorio de Investigación de Medios de la Iowa StateUniversity en Ames, y participó del estudio.
"Cuando cesó la adicción, se redujo la depresión, laansiedad y las fobias sociales", añadió.
Gentile sostuvo que ni los padres ni los médicos estánprestando suficiente atención a los efectos de los videojuegosen la salud mental de los niños.
"Tendemos a considerarlos 'sólo' entretenimiento, o unjuego, y olvidamos que el entretenimiento también nos afecta",dijo el experto. "De hecho, si no nos afecta, ¡lo consideramosaburrido!", agregó.
Pero un experto independiente sostuvo que el estudio tienefallas importantes.
"Mis estudios demostraron que el uso excesivo de losvideojuegos no es necesariamente adictivo y que muchosjugadores pueden jugar durante períodos prolongados sin efectosnegativos", dijo Mark Griffiths, director de la UnidadInternacional de Investigación sobre el Juego, de la NottinghamTrent University, en el Reino Unido.
"Si el 9 por ciento de los niños fueran adictos a losvideojuegos, ¡existirían clínicas para tratar la adicción entodas las principales ciudades!", señaló Griffiths y aclaróque, por ahora, el concepto no es un diagnóstico aceptado entrepsiquiatras y psicólogos.
Griffiths opinó que el nuevo estudio habría medidopreocupación en lugar de adicción.
En el estudio, los maestros les entregaron cuestionarios aun grupo de alumnos de tercero, cuarto, séptimo y octavo gradosobre los hábitos de juego, las habilidades sociales, elrendimiento escolar y la depresión.
Los niños respondieron también 10 preguntas para conocer sieran adictos a los videojuegos o jugadores "patológicos". Sirespondían positivamente la mitad de esas preguntas, recibíanesa clasificación.
En promedio, los chicos jugaban unas 20 horas por semana.Entre el 9 y el 12 por ciento de los varones fue considerado"adicto", a diferencia de entre el 3 y el 5 por ciento de lasmujeres. En ese grupo, más de 8 de cada 10 mantuvo la adiccióndurante el estudio. "No es un problema pasajero para lamayoría", dijo Gentile.
El equipo halló que los que más horas jugaban, eran másimpulsivos o tenían menos habilidades sociales y corrían másriesgo de volverse "adictos" durante los dos años de estudio.Los que desarrollaron la adicción dijeron tener más síntomas dedepresión, ansiedad y fobia social.
Gentile dijo que los hábitos de juego no saludablesparecían alimentar los problemas mentales de los niños que, ala vez, los haría aumentar la cantidad de horas frente a lapantalla y, así, sucesivamente. Pero admitió que su estudio nodemostró esa observación.
La Academia Estadounidense de Pediatría, que publicó elnuevo estudio en su revista Pediatrics, recomienda limitar laexposición de los niños a la computadora y a la televisión ados horas diarias.
"Debemos recordar que es normal que los niños usenvideojuegos durante dos a tres horas por día, ya que esodesplazó otras actividades como mirar televisión", apuntóGriffiths.
Aun así, reconoció que es posible que una minoría de niñosdesarrolle adicción a los videojuegos, como los jugadorespatológicos.
En general, Griffiths recomienda que los padres les comprena sus hijos juegos educativos en lugar de juegos con violencia,que alienten el juego en grupo y respeten las indicaciones delos fabricantes, como estar a por lo menos 2 metros de lapantalla y no jugar con cansancio.
"Tengo tres hijos y todos son 'pantallascentes' típicos quepasan mucho tiempo del día interactuando con la tecnología. Auncuando juegan un par de horas la mayoría de los días, no estánsufriendo alteraciones negativas en sus vidas", comentóGriffiths.
FUENTE: Pediatrics, online 17 de enero del 2011
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