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El Vaticano dice que cerrar las fronteras no resuelve el problema de la inmigración

EFE

El cardenal Renato Martino dijo hoy que el fenómeno migratorio en un mundo globalizado se ha vuelto "imparable" y que el problema no se resolverá "cerrando las fronteras", sino acogiendo "con justo reglamento, equilibrado y solidario" los flujos migratorios por parte de los estados.

Martino, que es el presidente del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Emigrantes, hizo estas manifestaciones en la presentación del Mensaje de Benedicto XVI con motivo de la 95 Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, que se celebrará el 18 de enero de 2009 y cuyo lema es "San Pablo emigrante, apóstol de los pueblos".

El purpurado manifestó que el movimiento migratorio, favorecido por la globalización, ha asumido dimensiones notables y que ya son 200 millones las personas que viven fueran de sus países de origen, "empujadas por la miseria, el hambre, la violencia, las guerras, las rivalidades étnicas y el deseo de encontrar una vida mejor".

Martino subrayó que esas personas se dirigen especialmente hacia las áreas más ricas del mundo "y ello explica porque la inmigración se vive en esos países como una especie de invasión, con repercusiones negativas en temas de estabilidad y seguridad".

"Este clima de cierre hace aún más amarga y triste los casos personales de muchos inmigrantes, empujándoles a otras condiciones de irregularidad, pero el problema no se resolverá cerrando las fronteras, sino acogiendo con justo reglamento, equilibrado y solidario los flujos migratorios por parte de los estados".

El Mensaje papal también fue presentado por el arzobispo Agostino Marchetto, secretario de ese dicasterio, que recordó que a lo largo de los siglos la Iglesia siempre ha dado pruebas de hospitalidad y solidaridad hacia los pobres, refugiados, prófugos y que esa solidaridad es ahora más necesaria que nunca en este mundo globalizado.

Marchetto abogó por un mundo en el que todos se siente acogidos y respetados y pidió a los estados que defiendan a todos los que huyen "debido a persecuciones" de sus países y a protegerlos con leyes de derecho internacional.

"Da la impresión, sin embargo, de que desde hace años los refugiados son tratados sin consideración de la razón que les obligó a huir y ello se ha traducido en impedir que entren en otros países y en medidas destinadas a hacer más difícil esa entrada", afirmó Marchetto.

El arzobispo denunció que esas medidas se caracterizan por "la erosión de los estándares humanitarios y la introducción de normas restrictivas, como la obligación de visados de ingreso, además de la publicación de listas de llamados 'países seguros'".

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