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Valladolid homenajea a Cervantes y eleva a El Quijote a ejemplo vital

EFE

La ciudad de Valladolid, con la corporación municipal en pleno, maceros y policía local en traje de gala, ha homenajeado hoy a Miguel de Cervantes con motivo del 393 aniversario de su muerte, y ha recordado la figura de Don Quijote de la Mancha como ejemplo de concepción vital.

El alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, ha destacado el espíritu "tenaz, generoso y leal" de Alonso Quijano, protagonista de "El Quijote", "que le llevó a dedicar su vida a difundir su idea del amor, el honor, la justicia y la paz en un mundo que percibía moralmente degradado".

De la Riva ha asegurado que "la lectura contemporánea de El Quijote debería servir para renovar el compromiso del ser humano actual con los ideales de concordia, tolerancia y convivencia pacífica".

"Debería servirnos para recuperar la enseñanza cervantina sobre lo necesario que es hacer compatible la gloria y la humildad, la sencillez y la gratez", ha agregado.

El alcalde vallisoletano ha leído un decálogo en defensa del libro y la lectura, que ha concluido con una frase acuñada por el propio Miguel de Cervantes: "No hay libro tan malo que no contenga algo bueno".

Ha opinado que, dado los bajos índices de lectura actuales en Valladolid y España, es necesario volver a empezar de cero para instruir sobre las bondades del libro y de la lectura, "enseñar a leer y a disfrutar con ello, ser generosos y no escatimar esfuerzos hasta conseguir que los hombres y mujeres de nuestro tiempo vuelvan a hacer un hueco al libro en su vida cotidiana".

La directora del Museo Casa Cervantes, María Bolaños, ha valorado la empresa audaz y revolucionaria que inició con la filosofía que de sus páginas desprende "El Quijote", algo que posteriormente ha sido imitado por los creadores modernos que han adoptado la actitud que hoy llamamos quijotesca.

El acto ha tenido lugar en la que fue Casa de Cervantes en Valladolid, ubicada en la antigua calle Rastro de los Carneros, junto al río Esgueva, y donde habitó el escritor cuando llegó a la ciudad en su segunda etapa de residencia.

Era entonces un viejo soldado retirado y un poeta medianamente conocido, procedente de Andalucía, donde sufrió prisión a causa de su oficio de recaudador. Residió allí junto a sus dos hermananas, una sobrina, una hija natural y una criada apodadas todas ellas "Las Cervantas".

El inmueble se estructura en torno a una alcoba situada al lado de la estancia donde Cervantes se sentaba a escribir, un salón, un recibidor y la entrada al desván, estancias caracterizadas por una sobriedad que realzan las paredes encaladas y recubiertas con arrimaderos de esparto para protegerlas en su parte baja.

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