La Unión Europea (UE) y México iniciaron hoy en Comillas su quinta cumbre bilateral, la primera desde que en 2008 acordaron elevar sus relaciones al nivel de Asociación Estratégica.

En esta cumbre, que se inició a las 17.00 horas, la UE y México aprobarán un catálogo de medidas políticas, económicas y sociales, que recibe el nombre de Plan Ejecutivo Conjunto, para impulsar dicha asociación.

Por parte mexicana asiste su presidente, Felipe Calderón, mientras que la UE está representada por el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo país preside la UE este semestre, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el titular de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barrroso.

Las actividades del presidente Calderón en España se han visto empañadas por el secuestro del ex candidato presidencial del Partido Acción Nacional (PAN) Diego Fernández de Cevallos.

El Plan Ejecutivo Conjunto que aprobarán hoy la UE y México contiene "medidas concretas" en materias como la consolidación de la democracia y el estado de derecho, los derechos humanos, la lucha contra el narcotráfico, el crecimiento económico, la igualdad de oportunidades, y la lucha contra la exclusión y la pobreza.

En 1997 México y la UE firmaron un acuerdo de asociación económica, concertación política y cooperación, que entró en vigor en 2000 y que ya supuso un primer impulso a la relación bilateral.

Pero desde 2008, con la llamada Asociación Estratégica, la UE y México aplican una "cultura de consulta y coordinación" sobre el multilateralismo y la democracia, seguridad (lucha contra el terrorismo, tráfico de drogas y delincuencia organizada), ambientales (cambio climático) y socioeconómicos.

México y Brasil son los dos únicos países de Latinoamérica que mantienen una relación estratégica con la UE.

Antes de participar en la cumbre, el presidente de México realizó una serie de actos institucionales.

Calderón mantuvo una entrevista bilateral con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y luego se reunió en la localidad de Santillana del Mar con los organizadores del Congreso Iberoamericano de Nuevo Periodismo.

Más tarde, los dos presidentes se intercambiaron dos enseñas del siglo XIX requisadas durante las batallas de la Guerra de la Independencia y posteriormente asistieron a un almuerzo ofrecido por el presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla.