UGT cree que la presión de los mercados sobre la deuda pública española beneficiará a la CEOE en la reforma laboral que el Gobierno ha prometido aprobar el próximo día 16. El número dos del sindicato, Toni Ferrer, apuntó ayer que en las reuniones de la semana pasada con representantes de la patronal, se les preguntó qué grado de suficiencia debería tener el acuerdo y que su respuesta fue: 'Aquel que consideren los observadores', en alusión al Banco de España y el Fondo Monetario Internacional, que piden cambios profundos en el mercado de trabajo.

'La patronal cree que hay una conjunción astral; que es su momento de suerte, que va a haber una gran reforma que le va a favorecer', dijo Ferrer, para quien esa postura 'ha impedido la negociación'. El responsable de Acción Sindical de UGT dijo, en entrevista en CNN+, que CEOE 'pretende pagar menos al contratar y pagar menos al despedir', lo que supondría 'menos garantías' para el trabajador y 'más poder' para las empresas. La huelga general no es algo que UGT 'desee', pero sería 'una reacción frente a una agresión', concluyó.

Cándido Méndez, secretario general de UGT, pidió un acuerdo 'equilibrado, que preserve los derechos y mejore la productividad de las empresas' y con el que se 'resuelvan los problemas de la economía real'. 'El acuerdo no puede enfocarse exclusivamente para contentar a los famosos mercados', dijo.

Por su parte, el presidente del Círculo de Economía y del grupo Abertis, Salvador Alemany, apoyó ayer que el Gobierno apruebe la reforma, aunque no haya acuerdo en el Diálogo Social. 'A veces es imposible y el que gobierna debe decidir', dijo. Joan Ridao, de ERC, instó al Gobierno a aprobar la reforma antes del 16 de junio, haya o no acuerdo, tras dos años de 'exasperante' retraso.