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El último tren

Una metáfora de la economía en China

A estas alturas del año, Changhua Zhang y su mujer, Suqin Chen, comienzan a hacer los preparativos para visitar a su familia durante las vacaciones del Año Nuevo chino, a primeros de febrero. Los dos trabajan desde hace 18 años en la ciudad de Cantón, en una fabrica de confección de ropa para exportación, de las miles instaladas en dicha ciudad costera. Han dejado a sus hijos Quin y Yang a miles de kilómetros, en Huilong, un pueblo rural de la provincia de Sichuan, al cuidado de su abuela.

Forman parte de los 130 millones de trabajadores migrantes que hay en China. Vuelven a su casa una sola vez al año en un viaje en tren que dura 48 horas.

El crecimiento chino se está haciendo con un coste humano insostenible

La odisea, desde la dificultad para comprar los billetes hasta el hacinamiento durante el viaje, es el tema de una gran película documental llamada El último tren a casa. Dirigida por Lixin Fan, un cineasta chino radicado en Montreal (Canadá), es una metáfora de lo que son la economía y la sociedad en China, basada en el itinerario de la pareja, que a día de hoy, según ha declarado el cineasta, sigue trabajando en la fábrica de Cantón. En condiciones salariales, de vivienda, alimentación, de total desprotección o, mejor, 'malestar' social.

Cuando sigues la película que relata el trabajo de los chinos para la exportación, salta, mira por dónde, lo que una vez contó Felipe González, después de una visita a China, cuando Deng Xiao Ping le evocó aquello de 'gato negro, gato blanco, lo importante es que cace ratones'.

En EEUU, un 19% confiesa tener problemas para lograr alimentos

Es verdad que en 1978, al comenzar las reformas de Deng, China exportaba en todo un año lo que hoy vende al exterior en un solo día. Pero este éxito en la caza de ratones es decir, la transformación de China en una gran potencia exportadora mundial se está haciendo a un coste humano y social insostenible.

Y es del todo improbable que la economía china burbujeante pueda lograr emprender un aterrizaje suave; aquel que una gran parte de los economistas y las autoridades habían previsto para la economía burbujeante norteamericana en 2007.

La película muestra las condiciones de esclavitud de la pareja en el trabajo y la fragmentación de la vida familiar, con la esperanza, vana, de que sus hijos puedan estudiar para acceder a una vida mejor. La adolescente Quin abandonará los estudios para seguir los pasos de sus padres. Ya en la fase final, Quin hará una mención de su deseo de probar suerte en la ciudad de Shenzen, una ciudad próxima a la frontera de Hong Kong, en la que Deng Xiao Ping creó la llamada Zona Económica Especial, una especie de zona franca cuyo objetivo era promover la inversión extranjera de capital y tecnología. La madre, Suqin, volverá a Sichuan para evitar que su hijo pequeño, en la escuela secundaria, imite a su hermana.

No se trata de escandalizarse sólo con China. La Gran Recesión ha cambiado ciertas cosas. Según una encuesta mundial que realiza la agencia norteamericana Gallup, un 19% de los estadounidenses expresa ahora preocupación por las dificultades para alimentarse a sí mismos y a sus familias, contra un 6% en China. En 2008, la proporción de personas que sufría problemas para asegurar la compra de comida era del 16% en el caso de China y del 9% en el de Estados Unidos.

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