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Sócrates tratará de gobernar solo y con alianzas puntuales

El Partido Socialista portugués pierde la mayoría absoluta y medio millón de votos

MARIO DUJISIN

El saldo de la victoria pírrica del líder del Partido Socialista (PS) y primer ministro de Portugal, José Sócrates, se ha traducido en la pérdida de la mayoría absoluta y de medio millón de votos, algunos robados por los ex trotskistas del Bloque de Izquierda (BE), y por la vergüenza de una cifra histórica del 39,40% deabstención.

Los partidos de los extremos izquierdo y derecho del hemiciclo se consolidaron en las elecciones legislativas del pasado domingo para renovar los 230 escaños del Parlamento unicameral de São Bento. Paulo Portas, líder del derechista Centro Democrático Social (CDS), y Francisco Louçã, coordinador del BE que no para de crecer desde su fundación en 1999 fueron los grandes vencedores de la jornada.

Al continuar como primera fuerza, el PS echó por tierra las esperanzas de la líder del conservador Partido Socialdemócrata (PSD), Manuela Ferreira Leite, que sufrió un grave revés, cediendo parte de su electorado al CDS, que pasó a ocupar el tercer lugar.

Portas logró atraer algunos de los votos más conservadores del PS, alérgicos a promesas electorales demasiado izquierdistas de Sócrates, pero la derecha sobre todo creció a costa del PSD. Ferreira ha sido incapaz de transmitir un mensaje positivo a los portugueses agobiados por la crisis económica, apostando todo en el presunto prestigio de su figura austera.

Louçã, líder del BE, es hoy uno de los políticos más destacados del país. En diez años, desde que los dispersos grupos trotskistas se unieron para fundar el nuevo partido, Louçã ha logrado cuadruplicar su representación parlamentaria. Su lucha ha surtido efecto en parcelas de la población hartas de los sucesivos escándalos financieros, identificando a Sócrates como el principal responsable.

Desde el Gobierno, Sócrates facilitó el trabajo de Louçã, al extender un certificado de defunción del modelo social defendido por sus antecesores socialistas. Así, Portugal, en vez de aproximarse, se ha alejado del promedio de la UE, y la pobreza y la exclusión social siguen afectando a buena parte de la población.

Aún no existen luces sobre cómo gobernará Sócrates en la próxima legislatura, pero los análisis se inclinan hacia la fórmula de un Ejecutivo minoritario con alianzas puntuales en el Parlamento.

Sócrates se apoyaría en la izquierda para aprobar medidas que impliquen más intervención del Estado: la regulación de la economía y el control de la especulación financiera, la reducción de las desigualdades, de la pobreza y del desempleo, el apoyo a los inmigrantes y el matrimonio homosexual, entre otras.

En medidas de corte neoliberal, tales como las planeadas privatizaciones de empresas estatales estratégicas, Sócrates inevitablemente deberá jugar la carta de la derecha en el Parlamento.

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