Rusia ha conmemoraciones con diversos actos su victoria en la guerra con Georgia de hace un año, defendiendo su decisión de intervenir en la separatista Osetia del Sur para proteger a la población civil.
Las actos recordatorios comenzaron poco antes de la pasada medianoche, la misma hora cuando las tropas georgianas lanzaron sus bombardeos contra la capital suroseta, Tsjinvali, con una ceremonia multitudinaria junto a la Catedral de Cristo Salvador de Moscú.
Ocho mil activistas de organizaciones juveniles oficialistas se congregaron con velas ante al templo para denunciar la 'agresión' georgiana y alabar la decisión del Kremlin de invadir Georgia y reconocer la independencia de las separatistas Osetia del Sur y Abjasia.
A la misma hora, centenares de habitantes de Tsjinvali se reunieron en la plaza central en un acto llamado 'Vela de la memoria' para recordar a las víctimas del asalto a la ciudad y de la guerra ruso-georgiana: 67 militares rusos y 162 civiles surosetas.
'El objetivo de la operación (georgiana) era exterminar y expulsar a nuestro pueblo, pero las tropas rusas llegaron a tiempo para defendernos y repeler al enemigo', ha declarado el líder suroseta, Eduard Kokoiti.
En las iglesias de Rusia y Osetia se oficiaron misas en memoria de los caídos, y en Tsjinvali abrió un 'Museo del genocidio', como llamó el Kremlin el ataque de Georgia, a pesar de que ésta tuvo más víctimas en la contienda: 170 militares, 11 policías y 219 civiles.
La guerra causó además casi 200.000 desplazados, de los cuales unos 30.000, en su mayoría georgianos de Osetia, siguen sin poder volver a sus hogares.
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, ha justificado en el aniversario su orden de invadir Georgia con la necesidad de salvar del exterminio a los habitantes de las regiones separatistas, a los que Rusia con anterioridad había concedido su nacionalidad.
'Actuamos acertadamente. No me avergüenzo de ello. Las decisiones fueron efectivas. Y lo más importante, salvamos la vida de muchas personas. Rusia se comportó con honestidad y responsabilidad. Ese fue un período muy importante para nuestro país', dijo la víspera.
Medvédev también defendió en un mensaje a su homólogo francés, Nicolás Sarkozy, su decisión de reconocer la independencia de Osetia del Sur y Abjasia y justifico con supuestos planes revanchistas de Tiflis el despliegue de tropas rusas en ambas regiones georgianas.
'Suscita grave preocupación la actitud de Georgia, desde las incesantes amenazas de restablecer por la fuerza su 'integridad territorial' y la diaria retórica belicista, hasta la concentración de tropas en las frontera con Osetia del Sur y Abjasia y las serias provocaciones en las zonas limítrofes', afirmó el jefe del Kremlin.
Rusia sostiene que su Ejército entró en Georgia después del asalto georgiano a Tsjinvali para defender a sus 'ciudadanos' y a las fuerzas de paz rusas emplazadas en Osetia del Sur desde la guerra de secesión de principios de la década de 1990.
Moscú afirma que lanzó una 'operación de imposición de la paz' para evitar el 'genocidio' del pueblo suroseta autorizado por un Saakashvili envalentonado por el apoyo que recibía de EEUU y la OTAN en su pulso con Rusia.
El ministerio de Defensa ruso ha calificado de 'falsa' la denuncia de Georgia de que 150 tanques y blindados rusos entraron en Osetia en la mañana del 7 de agosto, veinte horas antes del asalto georgiano a Tsjinvali, lanzado para impedir una ocupación ya en marcha.
Tiflis también afirma que esta 'agresión' rusa fue coordinada con los ataques que las fuerzas surosetas habían lanzado desde el 5 de agosto contra las localidades georgianas de la región, provocando así la respuesta de las tropas de Georgia.
A su vez, la Fiscalía rusa afirma que ha reunido 380 tomos de materiales que 'demuestran los crímenes de los dirigentes georgianos', suficientes para juzgarlos en un tribunal penal internacional.
Según dos sondeos difundidos en el aniversario, del 67 al 71% de los rusos cree que Rusia actuó correctamente al invadir Georgia, y más de la mitad apoya el despliegue de bases en ambas regiones georgianas.
Pero el triunfo de su primera intervención militar en el espacio pos-soviético le costó caro a Rusia, pues asustó a todos sus vecinos y estropeó sus relaciones con Occidente, que se niega a reconocer el derecho de Moscú de mandar en su 'patio trasero'.
Además, la propia prensa rusa denuncia que, pasado un año, Osetia del Sur aún yace en ruinas a pesar de que Moscú le concedió 10.000 millones de rublos (220 millones de euros), que se esfumaron sin que los dirigentes separatistas permitan a Moscú controlar sus gastos.
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