Teófila Conejero (80 años) acudió al casting de Generación Rock para acompañar a su marido a la prueba. Se sentó en la silla y esperó hasta que acabara. Al terminar la selección y ante la insistencia de uno de los responsables del proceso accedió a cantar ella también. Entonó Angelitos Negros, de Antonio Machín, y la reacción fue inmediata. Se la llevaron a un cuarto donde la entrevistaron y la grabaron. Se había convertido en la única seleccionada en el casting de Toledo.

Teófila es uno de los 15 participantes del programa musical que se emite los martes en TVE, en el que Melendi ejerce de maestro de ceremonias. Todos ellos suman más de mil años de experiencia sobre los escenarios y tienen la misión de aprenderse un repertorio rock culminado en un concierto ante miles de personas en el Circo Price. Todo un reto para gente como Rosa Rebato (73 años).

Acostumbra a la canción melódica, las pasó canutas para adentrarse en el género del rock, que a priori le sonaba demasiado 'brusco'. En una de las sesiones de la grabación apareció Rosendo ante el asombro de sus compañeros, pero ella ni se inmutó, ya que no sabía quién era. Finalmente acabaría fascinando al músico con su 'acento castizo'. Rebato tuvo que afrontar uno de los momentos más complicados cuando sufrió una caída por la que acabó con la nariz rota y una costilla fracturada. Recuerda como sus compañeros quedaron traumatizados aquella tarde. No obstante, el episodio desafortunado tuvo otra cara de la moneda, la de sus compañeros enviándole un ramo de rosas dedicado a su casa.

El que sí que estaba familiarizado con el rock era Gabriel Cascón (70). Ya con 16 años escuchaba desde Elvis Presley, Beatles, pasando por los Rolling Stones. Cascón destaca que fue el único que llevó un rock para cantar en el cásting y reconoce que la edad no es ningún impedimento para hacer cualquier actividad con normalidad. 'Excepto cosas como correr los 100 metros lisos, en general, mientras no te pegue un leñazo fuerte, se puede hacer de todo', explica a ‘Público'.

Gabriel recuerda con especial emoción el concierto que dieron ante más de 2.000 personas en el Price. 'Enfrentarte a un concierto así, como si fueras un rockero de verdad impresiona, te deja una experiencia increíble' relata. Gabriel, al igual que sus compañeros ha vuelto a su rutina tras la experiencia del programa, pero con la idea muy clara de seguir vinculado a la música. 'De momento me he reincorporado a un coro (de los dos de los que formaba parte antes de entrar al programa), a partir de enero espero estar en los dos. La música es algo que llevo dentro de siempre. Es media vida. Con música sólo va mejor', explica. Teófila ha vivido el programa como 'una inyección de energía' y afronta su día a día con una ilusión renovada. Rosa, por su parte, sigue con sus conciertos y relacionada con la música en diferentes formatos. Ahora la gente la para por la calle y como ella dice, 'que me quiten lo bailao'.