El presidente ruso, Vladímir Putin, mantuvo hoy a la vieja guardia en el Gobierno que será presidido durante los próximos cinco años por su delfín, Dmitri Medvédev, aunque reemplazó a los ministros más impopulares.
"La situación en la que se encuentra la economía mundial es incierta. Ustedes tendrán que aplicar el programa de desarrollo de Rusia en estas condiciones", afirmó Putin durante la reunión mantenida con su primer ministro en el Kremlin.
Medvédev, que asumió la jefatura del Gobierno el 8 de mayo tras ceder la Presidencia a su mentor, cumplió su promesa y propuso a Putin cambios revolucionarios en un Ejecutivo que salió mal parado de las multitudinarias protestas antigubernamentales de los últimos meses.
"El Gobierno se renueva en torno a un 75 por ciento. Se trata de gente nueva que o bien ha surgido hace poco tiempo o ya trabajaba en el Ejecutivo", dijo.
No obstante, sólo se atrevió a dejar fuera del Ejecutivo a tres veteranos halcones: Ígor Sechin, conocido como el zar de la energía; Víctor Zubkov, de 70 años de edad y viceprimer ministro, y Rashid Nurgalíev, controvertido titular de Interior.
Putin, quien deseó "suerte" al nuevo Gobierno, creó hace meses una nueva casta de todopoderosos e intocables viceprimer ministros, lo que ha llevado a los analistas a poner en serias dudas la capacidad de maniobra del nuevo Ejecutivo.
Entre esos siete nuevos leales a Putin sobresale el viceprimer ministro primero, Ígor Shuválov (Economía y Comercio), el hombre fuerte del nuevo Gobierno, y el antiguo embajador ante la OTAN, Dmitri Rogozin (Defensa).
Los únicos viceprimer ministros nuevos son Arkadi Dvorkóvich (Energía), estrecho colaborador de Medvédev durante sus cuatro años como presidente y la única concesión de Putin, y Olga Golodets (Asuntos Sociales).
Como habían pronosticado los analistas en sus quinielas de los últimos días, conservan sus puestos los ministros de Exteriores, Serguéi Lavrov, en el cargo desde 2004; Deporte y Juventud, Vitali Mutkó; Justicia, Alexandr Konoválov, y Finanzas, Antón Siluánov.
La permanencia de Lavrov apunta a que Rusia mantendrá su oposición frontal al intervencionismo occidental en Siria e Irán, y su apoyo a los esfuerzos de otras potencias emergentes -China, Brasil, India, Sudáfrica- para crear un nuevo mundo multipolar.
Con lo que no se contaba es que el titular de Defensa, Anatoli Serdiukov, se mantuviera en el cargo, ya que su destitución había sido demandada insistentemente por altos cargos militares y por la oposición.
Precisamente, Serdiukov se encargará de dirigir el ambicioso programa de rearme, que incluirá la compra y fabricación de portahelicópteros, misiles y submarinos por valor de 700.000 millones de dólares hasta 2020, que algunos analistas creen que pondrá en peligro el equilibrio presupuestario.
Además, el nuevo Gobierno contará con cuatro nuevas carteras como la de Comercio e Industria, y la de Trabajo y Desarrollo Social, que se ocupará de poner en práctica las costosísimas promesas electorales de protección del Estado de bienestar hechas por Putin.
Y también los ministerios de Relaciones con el Gobierno, que pretende acercar al pueblo a la gestión gubernamental, y Desarrollo del Extremo Oriente, que se ocupará de sacar de su atraso secular a las regiones más alejadas de Moscú.
Entre los planes de Medvédev figura proseguir la privatización de las compañías estratégicas, reducir la que él calificó de "humillante" dependencia de las materias primas y excluir a los altos funcionarios de la dirección de las empresas públicas.
Medvédev ha prometido una agenda reformista durante el próximo lustro, aunque los mercados no parecen convencidos de que el nuevo primer ministro tenga suficiente peso político para hacer cambios y resistir a las presiones del Kremlin.
De hecho, el Gobierno ha reconocido una fuga de capitales de 43.000 millones de dólares en los primeros cuatro meses del año, tendencia que continuará durante los próximos meses.
"No se pude obviar que éste es un gabinete de tecnócratas. No es un Gobierno de cambio. Tengo serias dudas de que pueda encarar todos los desafíos que Rusia afronta hoy en día", afirmó Alexéi Kudrin, todopoderoso ministro de Finanzas hasta su reciente destitución.
Mientras, la oposición criticó la permanencia del ministro de Defensa y vaticinó que el nuevo Gobierno mantendrá sin cambios el rumbo marcado por el Ejecutivo de Putin y no reformará el sistema político.
"A juzgar por su composición, parece un Gobierno provisional. Un Ejecutivo destinado a la conservación del status quo", sentenció Gleb Pavlovki, conocido politólogo ruso.
Ignacio Ortega
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