El presidente de Rusia, Vladímir Putin, afirmó hoy que en los últimos ocho años ha trabajado como un "esclavo en una galera", pero está satisfecho de los resultados de su gestión al frente del país.
"No siento vergüenza ante los que votaron por mí en 2000 y 2004. Todos estos ocho años he trabajado como esclavo en una galera. Estoy contento con los resultados de mi trabajo", dijo Putin en la que se supone su última gran rueda de prensa en el Kremlin.
Ante cerca de 1.300 periodistas nacionales y extranjeros, Putin hizo un balance de sus dos periodos presidenciales, en los que -aseguró- se cumplieron todas las tareas planteadas y no se registró "ningún fracaso importante".
Obligado por la Constitución, que no permite el ejercicio de más de dos mandatos consecutivos, a abandonar la Presidencia después de las elecciones del 2 de marzo, Putin manifestó que nunca se vio tentado a buscar un resquicio legal para permanecer en el poder.
"La gente se hace adicta a distintas cosas: algunos, al tabaco; otros, Dios nos salve, a las drogas, otros, al dinero. Dicen que la mayor adicción es al poder. Yo nunca la sentí", aseguró.
Al mismo tiempo, Putin reiteró su disposición a ocupar la jefatura del Gobierno en caso de que el candidato del oficialismo, el viceprimer ministro Dmitri Medvédev, sea elegido presidente en los comicios de marzo.
"Estoy dispuesto a trabajar como presidente del Gobierno", dijo el presidente saliente, quien advirtió, sin embargo, de que hay que esperar los resultados electorales y no adelantarse a los acontecimientos.
"Será un buen presidente, un presidente digno y un gobernante eficiente", dijo Putin de Medvédev, tras destacar que lo conoce desde hace muchos años y que entre ellos hay una "química personal".
No escatimó elogios para las cualidades personales y profesionales de su delfín y resumió: "Confío en él. Simplemente confío en él".
"Como dije en el congreso de Rusia Unida (el principal partido oficialista), a esta persona no da vergüenza ni temor entregarle las principales palancas de gobierno del país", subrayó.
Putin repasó los principales asuntos de política internacional y de las relaciones de Rusia con Occidente.
"Nunca nos dejaremos llevar a la confrontación, pero consideramos que es correcto luchar por nuestros intereses", dijo el jefe del Kremlin.
El líder ruso aseguró que su país "no está interesado" en volver a los tiempos de la Guerra Fría ni alberga planes "agresivos" contra Occidente, porque "la tarea principal de Rusia es su desarrollo interno, la solución de los problemas sociales y económicos".
Reiteró la oposición de Moscú a los planes de Estados Unidos de emplazar elementos de su sistema antimisiles en la República Checa y Polonia y advirtió de que Rusia apuntará sus cohetes contra las instalaciones que la amenacen.
Esta respuesta, agregó Putin, también atañe a Ucrania, cuyo Gobierno ha dado ya los primeros pasos formales para incorporarse en la OTAN.
Eso sí, precisó, Moscú no se propone "apuntar sus misiles sin necesidad extrema" y en todo caso sería una "medida de respuesta" a los planes de Estados Unidos.
Acusó a Occidente de "doble rasero" respecto a los separatismos en alusión al eventual reconocimiento de la independencia de Kosovo y citó a España entre uno de los ejemplos de esa política.
"En España la gente no quiere vivir en un solo Estado, entonces apoyadles allí", dijo Putin inmediatamente después de mencionar en el mismo contexto la parte norte de Chipre.
Entre los ejemplos citados por el jefe del Kremlin no faltaron tampoco las regiones separatistas de Abjasia y Osetia del Norte en Georgia, que contaron en sus sucesivas guerras de secesión con el apoyo directo de Rusia y siguen recibiendo ayuda económica, política y militar.
Insistió en que Occidente no tiene autoridad moral para dar clases de democracia a Rusia y fustigó a la Oficina de la OSCE para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos (ODIHR), que se negó a enviar observadores a las elecciones de marzo próximo debido a que Moscú rechazó su petición de ampliar los plazos de la misión.
"No creo que hoy en día alguien pueda verse tentado a presentar un ultimátum a Rusia, menos aún una organización con una abreviatura tal malsonante al oído ruso como 'BDIPCH' (siglas de la ODIHR en ruso)" dijo Putin.
En lugar de presentar demandas, "sería mejor que les enseñen a sus esposas a cocinar 'schi' (sopa típica rusa de col)", añadió, en alusión a los funcionarios de la ODHIR.
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