Milleeeet!' gritan los miembros del Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana mientras posan para el fotógrafo de Público. Humor no les falta. Conocer la magnitud de la gestión fraudulenta de Fèlix Millet ha indignado a estos 26 músicos, pero hay más. Para ellos es la gota que colma el vaso. Llevan años sufriendo unas condiciones laborales bastante más que precarias.
Están acostumbrados a viajar por medio mundo encumbrando el buen nombre del Palau, pero con contratos de becarios y sin ningún derecho laboral. Al fin, este pasado mes de enero consiguieron un contrato y un sueldo de 750 euros mensuales. 'Lo nuestro es amor al arte', bromea uno de los barítonos al terminar la primera parte del ensayo al que asistimos.
'Con lo que han robado, el Palau sería la primera sala del mundo'
Se sienten menospreciados y maltratados, como afirma sin reparos uno de los tenores: 'Nos sentimos como un saco de patatas'. Algunos, como María Gil, de 47 años, cantan en el coro desde su fundación, hace 20 años. 'Nos hemos hecho mayores, nos hemos casado, hemos tenido hijos y no hemos tenido ni los mínimos establecidos. Yo he tenido dos hijos y sólo tuve un mes de permiso por cada uno', cuenta esta tenor durante el descanso de la sesión del pasado jueves.
'En mi caso, no hace ni un año que tengo vida laboral. ¿Qué tendré que hacer si el Palau no tiene voluntad de arreglar las cosas?', se pregunta Lluïsa Torné, de 57 años. Ella también forma parte de este coro desde los inicios, y afirma con crudeza que, aunque las condiciones son complicadas, no hay otros sitios a los que ir a cantar. 'Para que no nos quitaran la beca no podíamos enfermar. Además, el reconocimiento social también era muy bajo, porque el Palau nunca ha invertido en la promoción del coro'. Un comentario levanta otro. 'Es una gran alegría que esta gente ya no esté, es muy difícil que sea peor', añade Aniol, de 24 años. 'Ratas es una palabra demasiado generosa para definirlos', sostiene otro cantante.
'Millet no sabía de música, pero se suponía que era buen gestor'
Ante la pregunta de por qué no presionaron a la antigua junta, la respuesta de los miembros del coro es contundente: 'Sí que nos quejábamos, pero no nos hacían caso, hemos logrado pequeñas cosas, pero una gran protesta suponía poner en peligro nuestro trabajo. Y en este sector no hay oferta laboral', aclara María.
Si bien no todos los cantantes se atreven a hablar tan claro como ellos, en una cosa sí están todos de acuerdo: es el momento de manifestar sus reivindicaciones. 'Nos ha costado 19 años conseguir un contrato, pero hay una serie de problemas que no se han solucionado. En comparación con otros coros estamos en una situación muy inferior', apunta María. Una declaración que no deja de ser chocante teniendo en cuenta que Catalunya sólo cuenta con dos coros profesionales, este y el del Liceu (que es el coro mejor pagado de Europa). Por su parte, la comunidad de Madrid tiene cuatro coros, de los que el mejor pagado es el de RTVE.
'Laboralmente estamos a la cola de otros coros. Por ejemplo, el del Teatro Real de Madrid, que quizás es el que se parece más al nuestro por el estilo de repertorio, tiene unas condiciones mucho mejores. Durante tres años funcionó con un sistema de becas, pero luego consiguieron un contrato digno. El coro de Valencia también empezó con un sueldo lamentable, pero lo arreglaron', se queja Aniol.
'Ahora es cuando es importante que no se abandone la institución'
Aunque buscan una recompensa, saben que se adentran en un terreno pantanoso en el que no bastará con pedir disculpas. 'Hay gente que lleva sin cotizar 10 o 20 años de su vida, ante eso falta algo más que una disculpa', suelta el joven tenor. 'Lo que sí hemos notado es un gesto por parte de la nueva directora, al menos han bajado a saludar. De Millet conocíamos sólo la firma, porque no hablaba con nosotros', añade el director asistente Daniel Mestre, que confiesa que todos se ven obligados al pluriempleo. Incluso el primer director, Jordi Casas, también es el responsable del Coro de la Comunidad de Madrid.
Parece claro que la actividad coral del Palau no recibía grandes apoyos. En este sentido, Jordi Vivancos, gerente de los coros del Palau, no duda en afirmar que 'el Cor de Cambra se podría haber profesionalizado antes. A nivel artístico es un coro de primera, pero la antigua presidencia no le daba afecto y no asistía a los conciertos. Todo el mundo sabía que a Fèlix Millet la música no le importa, pero al menos se suponía que era un buen gestor'.
'Ratas es una palabra demasiado generosa para definirlos'
Vivancos, que con 800.000 euros tenía que arreglárselas para sacar adelante toda la temporada, cuenta que 'había dos mundos: el real y el ficticio de la trama en paralelo, el de la doble contabilidad. Los presupuestos de la actividad real estaban muy ajustados, tanto que pedías algo de dinero para un proyecto y te decían que no había. Por eso nos sentimos tan utilizados y engañados'.
Crítico con la línea artística del Palau, Vivancos lo tiene muy claro: 'La actividad de los ciclos ha disminuido, pero, claro, con todo lo que han robado, el Palau se podía haber convertido en la sala número uno del mundo. El de Millet era un sistema muy presidencialista, nos cortaba las alas', explica este músico de formación. Una de sus preocupaciones es ver lo que harán las administraciones y los patrocinadores que colaboran con la institución. 'Ahora es cuando es importante que no abandonen el Palau', subraya. A lo que Leopoldo Rodés, uno de los patrones, responde que 'lo que ha pasado pasado está, y lo que hay que hacer es apoyar al Palau sin dudas ni miedos'.
Todas las partes afectadas coinciden en que lo que más les duele de todo este asunto es el sentimiento de sentirse engañados. 'Hay proyectos a los que se les cerró el grifo por motivos falsos. Nunca sospeché de los delitos de Millet, daba por sentado que una persona tan poderosa no necesitaba dinero', sostiene Josep Vila, director del Orfeó, el coro amateur del Palau y el origen de toda la institución.
Con el tiempo los músicos han aprendido a encontrar la satisfacción fuera del Palau. Aunque, a veces, salir a dar un concierto haya sido una aventura de riesgo. 'Además de regatearnos las dietas, todavía no hemos aclarado si tenemos un seguro permanente', denuncia María.
Está considerado como uno de los coros más polifacéticos de Europa, capaz de interpretar música barroca, contemporánea y ópera, sin embargo hay programas que durante muchas temporadas se han representado en Canarias, Granada o Galicia, pero no en el Palau. La falta de dinero siempre era el motivo. 'El año pasado estrenamos una ópera de Albéniz en Canarias, pero no en casa', lamenta Lluïsa.
De momento, la liga les resulta más favorable en el campo contrario que en el propio; no obstante confían en que el escándalo que ha causado la gestión de Millet no manche la trayectoria del Cor de Cambra del Palau. 'Nosotros estábamos puteados, pero a nivel público nunca hemos dejado de dar conciertos', aclara uno de los cantantes.
Jamás han perdido la calma, sólo quieren vivir de su trabajo. Sencillamente quieren cantar y que su música les pague las facturas.
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