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Perderse por El Bierzo siguiendo la Ruta de la Mirada Circular

Un itinerario por esta comarca leonesa que incluye pinceladas de vestigios romanos, pasado industrial y sobre todo mucha, mucha naturaleza. Más de trescientos kilómetros para perderse lejos del mundanal ruido.

CARMEN V. VALIÑA

Estamos tan acostumbrados al bullicio cotidiano que en ocasiones olvidamos el valor del silencio. En El Bierzo, al noroeste de la provincia de León, un proyecto de turismo sostenible vuelve a poner al hombre en contacto con la naturaleza: la Ruta de la Mirada Circular. Las únicas demandas para recorrerla: interés por el medio ambiente y ganas de caminar olvidándose de cualquier tipo de vehículo a motor. La recompensa: hermosos paisajes, pueblos por descubrir y un tiempo que parece detenerse a nuestro paso.

Los más de trescientos kilómetros de la Ruta de la Mirada Circular dan para muchos senderos. De hecho, en ella se distinguen quince caminos temáticos que recorren todo el perímetro de la comarca de El Bierzo, y que se pueden hacer a pie o en bici: camino de la herrería, del carbón, del urogallo, de los celtas, de las pallozas, del wólfram, del oro..., cada uno con su peculiar historia y sus puntos de interés.

Ante la vista del caminante se suceden parajes de robles y castaños, antiguos vestigios del pasado industrial leonés (como los restos mineros o la Herrería de Compludo), iglesias, pallozas milenarias... En el área de influencia de la ruta, más de cien pueblos representativos de la arquitectura tradicional e incluso, algunos de ellos, verdaderamente monumentales. Entre los núcleos de población, dos especialmente originales: las ecoaldeas de Matavenero y Poibueno que, tras ser abandonadas por la población autóctona, han vuelto a reactivarse al ser ocupadas por grupos de personas que viven según una filosofía de respeto por la naturaleza y un sistema de agricultura ecológica.

De quienes habitaron antes estas tierras nos hablan Las Médulas, el último vestigio de la ingeniería minera de los romanos, declaradas Patrimonio de la Humanidad, y el camino del wólfram, metal extraído de las entrañas de la zona durante la II Guerra Mundial para fabricar el blindaje de los carros de combate. De quienes la habitan ahora, además de los pueblos de la ruta, las dos localidades principales por cuya zona discurre: Ponferrada y Villafranca del Bierzo.

Pero el verdadero protagonista de la Mirada Circular no es el ser humano, sino el entorno natural. Naturaleza majestuosa en los Ancares, territorio declarado Reserva de la Biosfera, y en los Montes Aquilianos, con un Valle del Silencio en el que todavía es posible ver volar las águilas.



www.lamiradacircular.com


La Mirada CircularUn viaje redondo


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