Han llegado a Madrid a 'defender' al único juez que, dicen, se ha atrevido a investigar qué ocurrió con sus familiares, represaliados en la Guerra Civil o durante la dictadura. Llegan desde varios puntos de España cargados de documentos que corroboran el sufrimiento que sus familias, casi siempre en silencio, han soportado a lo largo de sus vidas. Pero entre sus múltiples objetivos destaca uno: dejar claro a los magistrados del Tribunal Supremo, donde declararán hoy como testigos de la defensa, que fueron ellos, los descendientes de las víctimas del franquismo, los que pidieron al magistrado Baltasar Garzón que 'hiciera justicia'.
El auditorio de UGT-Madrid acogió ayer un emotivo acto en el que la plataforma Solidarios con Garzón, integrada por colectivos de memoria histórica, asociaciones profesionales, sindicatos y partidos de izquierda, quiso dar la bienvenida a los familiares de represaliados que presentaron denuncias ante Garzón por las desapariciones durante la Guerra Civil y el franquismo.
Desde el municipio canario de Arucas, cogida del brazo de su prima Pino Sosa, también hija de fusilado y que testificará hoy, llegó a Madrid Balbina Sosa, vicepresidenta de la Asociación de Memoria Histórica de Arucas. Desde el escenario, Balbina recordó la represión que los defensores del Gobierno legítimo de la II República vivieron en las islas. Recordó el 'olvido impuesto' al que fueron sometidos los hijos de los represaliados y contó una anécdota que refleja bien lo que tuvieron que tragar los descendientes de los perdedores de la Guerra Civil. 'Nos tocó cuidar a los nietos de los que sacaron a mi padre de mi casa para matarlo', lamentó.
Asimismo, Balbina recordó que si en la Península se habla de 'miles de fosas comunes enterradas en cunetas', en Canarias los franquistas 'arrojaban' a sus víctimas a pozos donde todavía hoy permanecen muchos de ellos. Esta mujer, dedicada desde hace años a la recuperación de la memoria histórica en Canarias, calificó de 'inconcebible' el hecho de que sean las víctimas las que tengan que acudir a 'defender al juez'. Y lanzó una advertencia que despertó los aplausos del público: 'Cruzaremos el charco cuantas veces haga falta para defender a la única persona que ha tenido narices de admitir una demanda como esta'.
En nombre de los descendientes de represaliados también intervino Javier Moreno, cuyo abuelo Joaquín fue condenado a muerte en un consejo de guerra en el verano de 1939. Javier habló del 'orgullo' que para él supone ser nieto 'de una persona que murió por defender la libertad'. Una sensación, dijo, que se confronta con el sentimiento de 'frustración' por ver que hay gente que no es capaz de reconocer ese legado. Así, recordó a las 'miles' de personas que fueron asesinadas en el Cementerio del Este de Madrid y 'todas las víctimas' que todavía yacen bajo cunetas en carreteras de toda España. 'Queremos justicia porque consideramos que sin justicia no hay memoria. No queremos reconocimientos vacíos ni personalizados, sino que la sociedad entienda que es necesaria la memoria colectiva', aseveró.
'Es necesaria la memoria colectiva', asegura el nieto de un asesinado por el franquismo
Ángeles Carpeño, descendiente de una familia en la que seis personas fueron represaliadas, recordó la 'brutalidad' con la que actuaron los golpistas en la provincia de Toledo. 'Hay quien se empeña en que nos olvidemos de los desaparecidos, de los secuestrados, de los asesinados impunemente. Que no tengan ningún miedo, no somos como ellos, sólo pedimos respeto para aquellas vidas. Es un acto de justicia y reconocimiento que todos les debemos', aseguró.
Antes de las víctimas, el secretario general de UGT-Madrid, José Ricardo Martínez, intervino para recordar que las personas que estaban en el auditorio sí estaban 'orgullosas' de su pasado y de su memoria. En este sentido, aludió a la importancia de que los crímenes contra la humanidad 'ni prescriban, ni se olviden' y aseguró que su organización estima 'condenable' y 'llamativa' la 'persecución' contra Garzón. Un magistrado que, aseveró, 'pretende que en un mundo de mentirosos prevalezca la verdad'.
También acudió al acto Reed Brody, de la ONG Human Rights Watch, uno de los observadores internacionales que está siguiendo el proceso al magistrado. Brody señaló que 'los verdaderos crímenes son los asesinatos, las desapariciones forzosas, no su investigación' y preguntó al auditorio si las víctimas que llenaban la sala tenían 'menos derechos' que las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet, detenido a petición de Garzón.
El hispanista Ian Gibson fue el encargado de cerrar un acto en el que también participó el abogado Bernardo García, que informó sobre el estado de las denuncias en la Audiencia Nacional y ante el Tribunal de Estrasburgo. 'España tiene la derecha más miserable de Europa. Si supiesen lo que es la caridad, entenderían que los perdedores tienen derecho a que sus muertos descansen en paz. Ellos tuvieron 40 años para desenterrar a los suyos', aseguró Gibson, que también recordó que el PSOE 'dejó muchas cosas por hacer' en lo relativo a la memoria histórica mientras estuvo en el Gobierno.
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