La psiquiatra Carmen Merina considera que "muchos padres no soportan la presión del grupo social y sienten que son peores porque no les han comprado a sus hijos un determinado videojuego o un teléfono móvil".
Merina, responsable de la Unidad de Salud Mental Infanto Juvenil del centro de salud Espartero de Logroño, ha detallado a EFE que los casos de adicciones a los videojuegos o a internet se suelen producir en adolescentes y en adultos, aunque el origen del problema se genera en la infancia.
Muchos padres se dejan llevar por la "presión social" y propician situaciones "absurdas" al comprar videojuegos y otros aparatos a niños muy pequeños, en especial, en los regalos "desbordantes y desmedidos" de los Reyes o por la Primera Comunión.
Los juegos de ordenador o de consolas ofrecen a los niños una "gratificación inmediata", por lo que les resulta más cómodo que los juegos tradicionales, en los que tienen que pensar o hacer ejercicio físico.
Esta situación se produce en niños "más impulsivos" y, sobre todo, en menores que pasan mucho tiempo solos, por lo que necesitan "una vía rápida de entretenimiento y satisfacción", ha dicho.
Hasta la adolescencia, este tipo de juegos son utilizados más por chicos, pero después, cuando se generaliza el uso de internet y los "chats", las chicas también "abusan" de páginas sobre dietas o moda.
En su opinión, un uso controlado de estos juegos y de internet es bueno, "el problema llega cuando se abusa y los niños dejan de hacer otras cosas necesarias para su rendimiento escolar y para el desarrollo de su vida familiar y social".
Para esta psiquiatra, los padres deben "limitar" el consumo de televisión o de videojuegos desde que los niños son muy pequeños, ya que, por ejemplo, desayunar viendo dibujos animados crea un "hábito pernicioso" desde la infancia.
Esta costumbre puede llegar a generar en los menores "pasividad" para "evitar tener que enfrentarse al día a día con realismo", ha criticado.
La televisión puede utilizarse como forma de relajarse cuando el niño ya haya acabado los deberes y sus tareas cotidianas.
Merina recomienda que los niños más pequeños no utilicen el ordenador o los videojuegos y, a partir de ocho o nueve años, lo ideal sería que los usasen durante 30 ó 45 minutos.
"Lo importante no es el número de horas que se dedica a estos juegos, si no que el niño diversifique su tiempo con otras actividades", ha indicado.
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