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El oscarizado Kunio Kato escoge dibujar "poesías" cortas

EFE

Kunio Kato, segundo Oscar para la animación nipona junto al "maestro" Hayao Miyazaki, seguirá apostando por las historias breves, pues prefiere hacer "poesía y no novela" con sus dibujos.

El ganador del Oscar 2009 al mejor corto de animación por "La casa de los cubos pequeños" resta importancia a ese galardón, aunque reconoce que su irrupción en Hollywood le ha sacado del anonimato y le ha revelado aspectos más mundanos de la industria audiovisual.

En su pequeña y desordenada mesa de trabajo, rodeado de maquetas y lápices, es donde mejor se mueve Kato, de 33 años. Ahí es donde comienza a trazar sus historias, que tratan de "cómo se vive y cómo se muere" porque "el ser humano es algo muy curioso", explica en una entrevista con Efe.

El tema de sus cortos de animación es universal y profundo, "como una poesía", dice, pues quiere resumir sentimientos y valores fundamentales con sus dibujos, de trazos que se desdibujan y que rompen con el estilo tradicional del anime japonés.

Con esa propuesta conquistó a los miembros de la Academia de Hollywood, que le dieron a su "Casa de los cubos pequeños" el segundo Oscar de la animación japonesa tras el ganado por Hayao Miyazaki por "El viaje de Chihiro" en 2002.

El pupilo se ha puesto así a la altura del "maestro" (sensei) Miyazaki, director de tres de las cinco películas más taquilleras del cine japonés y a quien desde pequeño admira, especialmente por "El castillo en el cielo", pese a que sus obras son bien distintas.

Miyazaki es un ídolo en Japón, incluso antes de crear el Studio Ghibli de donde han salido éxitos como "La princesa Mononoke" o la más reciente "Ponyo en el acantilado".

El oscarizado Kato dice, con humildad, que "teme" a "Miyazaki" por su trabajo, su esfuerzo y lo grande que es dentro de la animación japonesa, alguien que ha conseguido sobreponerse a las producciones digitales en 3D, más baratas, sin tirón en las salas niponas.

Kato, que trabaja desde sus comienzos en el pequeño estudio "Robot", no ha cambiado mucho su rutina y sus planes para el futuro siguen orientados a los pequeños metrajes, con su reducido equipo y un saco de dormir preparado para las noches más intensas de producción.

"Lo que más me gusta es el proceso de creación de ideas. Normalmente para ello trabajo desde mi casa o mi cafetería favorita, eso me ayuda a concebir ideas", afirma.

La premiada creación de Kato, una emotiva historia sobre la memoria y la vida, no sólo difiere de las obras del "sensei" Miyazaki en la extensión, sino en el estilo, mucho más parecido a la animación de Europa oriental que al anime japonés.

Kato, amante de la música clásica y el "heavy metal", no quiere dejar de hacer su animación casi artesanal, a grafito, que comenzó con "El incidente de la manzana" y continuó con otros éxitos premiados en festivales especializados, como el "Diario de Tortov Roddle".

Este dibujante se ha convertido en una pequeña celebridad en Japón de la noche a la mañana, desde el más absoluto anonimato, y asegura que en general es muy positivo, aunque ahora mucha gente ve su obra con otros ojos y sin la perspectiva necesaria.

"Recuerdo cada momento desde que oí mi nombre" en el Kodak Theater de Los Ángeles el pasado 22 de febrero, pero "ahora todo pasa en mi cabeza como a cámara lenta", recuerda.

"Yo quería llegar despacio, guardando la compostura, pero estaba muy nervioso", dice.

En aquel momento el nombre de Kunio Kato creció como los amables monstruos que dibuja y su timidez se vio cara a cara con la poderosa industria de Hollywood. Y entonces, en su discurso, dio las gracias a su lápiz.

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