La cosa empezó de manera espontánea. Nicolas Philibert se había ido a pasear a un zoo de París. Por una vez, tenía tiempo, tanto que cuando se dio cuenta llevaba una hora y media frente a la jaula de los orangutanes. 'Tenía los oídos bien abiertos para escuchar lo que decían los visitantes. Era a la vez divertido y ¡patético!', asegura a Público el prestigioso documentalista francés. La idea de su última película surgió en ese momento. 'Desde el principio elegí oír los comentarios de los visitantes, pero sin mostrarlos nunca'.

Philibert ha pasado por segunda vez en tres años por el Festival Punto de Vista de Pamplona, que define como 'uno de los pocos certámenes en el mundo que se resiste a la fiebre de la inflación y apuesta por la calidad'. Allí ha presentado Nénette, un documental en el que indaga una vez más en la naturaleza de la comunicación entre los seres humanos. Lo hace a través de un dispositivo peculiar: muestra el comportamiento de la orangután Nénette mientras escuchamos los comentarios de los visitantes que la ven a través del espejo. 'Es una película sobre la mirada, sobre nuestro voyeurismo. Ir al zoo, es pagar para ver, detrás de jaulas, animales encerrados y víctimas de la mirada de los visitantes. El filme cuestiona la propia naturaleza del documental, el voyeurismo casi ontológico del cine', apunta.

Para Philibert, que conoció el éxito con Ser y tener, 'lo que da la fuerza a un filme son las apuestas formales', más que el tema en sí. 'Para que una película deje huella en las mentes, para que haga reflexionar, debe molestarnos. Si todo es plano, familiar, adiestrado, conocido, hay poco reto', dice. Y es indiscutible: Nénette nos pone ante el reto de ver proyectados nuestros miedos y prejuicios en la mirada misteriosa de un orangután.