La ONU ha propuesto un plan de tres etapas para alcanzar una solución sobre el conflictivo estatus de Kirkuk, la rica ciudad petrolera del norte de Irak que reclaman para sí los kurdos y se disputan las comunidades que la habitan.

Según un comunicado de la oficina del presidente de Irak, Yalal Talabani, difundido hoy, el enviado de Naciones Unidos en este país, Steffan de Mistura, le entregó la propuesta de la ONU en una reunión entre ambos.

Según la iniciativa de la institución multinacional, primero deberán adoptarse medidas de "reforzamiento de la confianza", como la participación de todas las facciones en las fuerzas de seguridad de Kirkuk y la sustitución de los "peshmerga" (combatientes kurdos) por esa nueva fuerza mixta.

La primera fase concluiría con la "normalización" de las relaciones entre los kurdos, árabes suníes, turcomanos y otras minorías que pueblan la ciudad.

Tras esto, se llevará a cabo un nuevo censo de la ciudad, y, en la última etapa, se celebrará un referéndum para establecer si la población quiere seguir formando parte de Irak bajo la administración de Bagdad, como sucede en la actualidad, o bien prefiere integrarse dentro de la región autónoma del Kurdistán.

El artículo 140 de la Constitución iraquí, aprobada en 2005, estipulaba la celebración de una consulta popular sobre el estatus de Kirkuk antes del final del año pasado, pero las autoridades acordaron prorrogar ese plazo hasta final de junio de este año.

Los árabes, que cuentan con el apoyo de los turcomanos, quieren que la ciudad siga formando parte de Irak bajo el control del Gobierno central, como un símbolo de "coexistencia pacífica" entre las distintas etnias y comunidades.

Sin embargo, los kurdos suponen la mayoría de la población de Kirkuk desde la caída del régimen de Sadam Husein, cuando regresaron en masa a la ciudad y sus alrededores después de haber sido deportados por el difunto dictador durante su mandato.