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Los obispos premian la radicalidad de Camino al reelegirlo portavoz

El renovado secretario general se presenta afirmando que 'la cruz es una garantía de libertad' 

JESÚS BASTANTE

'La cruz es un signo de la libertad, una garantía de la libertad frente al totalitarismo'. Así de tajante se expresó ayer el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, al referirse a la sentencia que ordena la retirada de los símbolos religiosos en el colegio Macías Picavea de Valladolid y que ha reabierto el debate sobre la presencia de símbolos religiosos en espacios públicos.

La comparecencia de Camino se produjo después de que los obispos le hubiesen reelegido, por un estrecho margen -39 votos, los justos para la mayoría absoluta necesaria-, para un segundo mandato.

De este modo, el obispo se mantendrá otros cinco años (hasta un total de 10) como 'voz' de la Iglesia española. Camino está considerado como la 'mano derecha' de Rouco Varela -es auxiliar en su diócesis- y perfecta expresión de la extensión del poder de Bailén (sede del Arzobispado de Madrid) en Añastro (ubicación de la Conferencia Episcopal española).

En su primera comparecencia pública tras renovar el cargo, Camino recordó que el crucifijo 'refleja la fe cristiana y está presente en todas partes: en todos los cruces de caminos, en las torres de las catedrales, en muchísimas obras de arte y lugares de la vida pública', al tiempo que supone 'un modo de entender la vida y la relación con la vida política'.

Al César lo que es del César

El obispo auxiliar de Madrid fue más allá, argumentando que el crucifijo 'es un signo de la distinción entre el Estado y la Iglesia'. En este punto, Camino echó mano del Evangelio para señalar que 'el que pende de la cruz dijo: ‘Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios'.

Desde esta premisa, Camino trató de demostrar que 'la presencia de los símbolos cristianos evita que se confundan el sistema político y la religión' y que allí donde se trata de 'usurpar' su existencia, 'está en peligro la libertad'.

'Nadie debe temer la cruz', concluyó el secretario general del Episcopado, para quien la inmensa mayoría de los padres del colegio de Valladolid 'quiere que los crucifijos continúen'. Insistió en que 'quien no lo vea así, o no esté de acuerdo, debería respetar a la inmensa mayoría [a la que no molesta el crucifijo]'.

Honrar 'a todos los muertos'

Camino quiso responder asimismo a las 'acusaciones' generadas por el polémico discurso del presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Rouco Varela, acerca del olvido y la memoria histórica.

El portavoz señaló que 'la Iglesia desea que se profundice en el espíritu de reconciliación entre los españoles' y añadió que 'la Iglesia respeta y apoya que se honre a todos los muertos, que se busque a todos los desaparecidos, siempre que sus familiares quieran buscarles'. Entre los desaparecidos, recordó el obispo auxiliar de Madrid, 'están muchos de los mártires beatificados'.

'La Iglesia no busca culpables y pide que nadie los busque, porque no conviene buscar culpas ni culpables', enfatizó Camino; y sintetizó la postura de la Conferencia Episcopal en la siguiente frase, la última de su breve alocución: 'Honrar a los muertos, y no buscar culpas y culpables'.

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