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Nuevas propuestas de Mehldau y Dave Douglas en una apertura sin preámbulos

EFE

El 44 Festival de Jazz de San Sebastián se ha inaugurado hoy sin fiesta, sin preámbulos, con el trompetista Dave Douglas y el pianista Brad Mehldau, dos músicos casi en la antítesis pero con un rasgo común, que siguen buscando recovecos a caminos ya andados.

Este Jazzaldia ha suprimido un día para ajustarse a los tiempos de crisis y ha entrado directamente al grano, sin esa Jazz Band Ball gratuita con la que el público acostumbra a calentar motores.

No ha habido música en los escenarios de la playa y las terrazas del Kursaal, pero muchos aficionados habrán dado por muy bien empleados esos euros destinados a las entradas de Douglas y Mehldau, ambos en un nuevo regreso al Festival, al que han dado motivos para repetir la visita.

Pura maestría Brad Mehldau en un concierto de piano solo, sin amplificación, en el que el músico estadounidense ha navegado entre su gama heterogénea de adaptaciones, desde standard como "My favourite things" a canciones como "Tearsdrop", de Masive Attack.

Tras su paso por el Jazzaldia hace dos años, en que ofreció una estupendísima actuación junto a Pat Metheny, Mehldau (Florida, 1970) se ha entregado esta vez a sacar frutos de esa especial relación espiritual y física que parece vivir con el piano.

Con pantalón blanco y camisa negra ha salido el pianista al escenario del auditorio del Kursaal, donde ha dado comienzo a su recital con un vigoroso "Got me wrong", de Alice in Chains.

Con "Secret love" ha llegado el lirismo, la sensibilidad de este músico, inseparable de su formación clásica, al que quizá algunos puedan achacar cierta frialdad, aunque de virtuosismo está más que sobrado.

Lo ha demostrado muchas veces esta noche, en la que también ha recordado a Jobim con una versión de "Retrato em branco e preto" y en la que el público lo ha despedido en pie, tras haber interpretado tres bises, entre ellos otro standard, "Cry me a river".

Antes que él, Dave Douglas había llevado al teatro Victoria Eugenia su nuevo proyecto, el quinteto de metales que ha formado con Brass Ecstasy, una unión de la que ha nacido "Spirit moves", el primer álbum de estudio del trompetista estadounidense en tres años.

Vincent Chancey (trompa), Luis Bonilla (trombón), Marcus Rojas (tuba) y Nasheet Waits (batería) acompañan a Douglas (New Jersey, 1963) en esta aventura, que hoy han transformado en una agradable velada con toques de humor.

El trompetista cree que la palabra castellana metales suena demasiado fría para el calor que emana de su propuesta "brass", que puede que asuste antes de catarla, pero que al menos en directo no ha resultado difícil de digerir.

Douglas ha homenajeado hoy a su querido Lester Bowie en uno de los temas de su primer disco con la Brass Ecstasy. Y un apellido más en el repertorio, el Rava de Enrico, como tributo a otro trompetista al que admira.

"Bowie" y "Rava" han sonado en San Sebastián junto a "Fats", "The view from blue mountain" o "Twilight of the dogs", dedicada al ex presidente norteamericano Georges Bush.

Si en 2002, cuando hizo triplete en el Jazzaldia con formaciones de trío, cuarteto y quinteto, pidió "perdón" por tener un presidente como Bush, hoy ha dado al antecesor de Obama "un adiós amable pero contento" con esa canción.

Lo ha hecho en un esforzado castellano, después de pedir al público que recreara en sus mentes aquella mañana gélida del pasado mes de enero, en que los nuevos inquilinos de la Casa Blanca despedían desde una escalinata al ya ex presidente, al que un helicóptero alejaba de Washington.

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