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Las mujeres marcan el ritmo en Cuba

FERNANDO RAVSBERG

En casi la mitad de hogares cubanos, quienes están al frente de la familia son mujeres. Según se desprende del último censo de población, ellas son cabeza de familia en el 44,9% de los núcleos, lo cual representa un importante crecimiento teniendo en cuenta que en 1981 comandaban menos del 30%. Las causas del empoderamiento de las mujeres cubanas son múltiples, pero influye sobremanera su incorporación masiva al trabajo y al estudio: el 66% de los profesionales y técnicos de Cuba son féminas, al igual que el 50% de los trabajadores de la salud. Esta realidad les permite mantener económicamente a sus hijos con las mismas posibilidades. Además, las mujeres cubanas ganan los mismos salarios que los hombres por igual trabajo, una realidad no muy común en el mundo.

La alta tasa de divorcios también contribuye al mayor protagonismo femenino en el hogar. Separarse legalmente en Cuba es un proceso muy rápido y barato, en el que basta la voluntad de uno solo de los cónyugues para poner fin de inmediato a la unión matrimonial. 'Así debe ser porque si yo no quiero seguir con mi pareja nadie puede obligarme a ello', responde a Público Loannia Marimón, una joven cubana de 32 años ya divorciada de primeras nupcias. Mientras que Manuel Toledo, de 33 años, pregunta asombrado: '¿Es que no se así en todo el mundo?'.

'Vives en una sociedad matriarcal, incluso antes de la creación de la Federación de Mujeres Cubanas, las mujeres mandaban, de manera discreta, por debajo del tapete, pero lo hacían', dice Margarita Alarcón, trabajadora de una sede diplomática. 'Si a eso le sumas que ahora las mujeres en la isla son cultas y preparadas, y muchas son las que ponen la plata gorda sobre la mesa, pues ya. En el fondo a los hombres cubanos les encanta que los siga dominando mamá', agrega.

Su participación política es notoria, el 48% de los diputados son mujeres, según explica la embajadora de Cuba en la UNESCO, María de los Ángeles Flórez. Hoy incluso hay una política de priorizar a las féminas en los cargos públicos, pero lo cierto es que su protagonismo fue anterior a la Revolución. Según la intelectual Graciela Pogolotti, algunos de sus derechos 'se los ganaron con su participación como combatientes en la lucha contra la dictadura de Gerardo Machado'. Eso explica por qué, desde mucho antes de que las cubanas pelearan en la Sierra Maestra y en la clandestinidad, el aborto y el divorcio eran ya derechos reconocidos.

En la actualidad las leyes protegen especialmente la maternidad, los hijos de madres trabajadoras y solteras tienen prioridad en los círculos infantiles. El permiso es de seis meses con salario pleno y se extiende otros seis meses con un 60% del sueldo, además de brindar la opción de que sea tomado por la madre o el padre. Ninguna cubana puede ser despedida a causa de su embarazo ni perder su cargo tras el permiso.

Se ha introducido el delito de ultraje sexual, que incluye el acoso, y el ser cónyuge se convierte en un agravante para el agresor. Aun así, el asunto de la violencia de género sigue siendo un problema, en 1999 se detectaron casi 2.000 mujeres heridas y 344 violadas. Se han abierto decenas de casas de la Federación de Mujeres para recibir quejas de maltrato dado que todavía algunos policías lo consideran un problema interno de la familia.

El ejercicio de la prostitución no está castigado, pero existen leyes muy severas contra quienes la explotan: el proxenetismo y la trata depersonas pueden ser penados con hasta 30 años de prisión. Servir de intermediario, facilitar el transporte o alquilar la casa para clientes y prostitutas puede terminar con condenas de cárcel y decomiso de vehículos y viviendas. Cuba es especialmente dura con aquellos que prostituyen niños, varios extranjeros están en prisión por haber mantenido relaciones con chicas de 13 y 14 años.

La vida sexual de las cubanas empieza más temprano, termina más tarde y es más abierta que las de sus congéneres de la región. Se inician desde la adolescencia y en los círculos de abuelos se siguen formando parejas de setentones. Es el país con mayor tasa de divorcios de América Latina y una mujer de 50 años puede acumular tres rupturas sin que ello resulte traumático. Tiene que ver con todo lo antes referido y también con la profesión de una fe religiosa, la 'santería'afrocubana, en la que el sexo no tiene la carga pecaminosa del catolicismo.

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