Miles de personas respondieron el martes en un ambiente frío y gris a la convocatoria de los dos mayores sindicatos españoles en las principales ciudades del país contra la propuesta de retrasar la edad de jubilación a los 67 años.
En la manifestación en Madrid se congregaron, bajo la pancarta "En defensa de las pensiones, la solución no es cortar la protección social", una multitud de ciudadanos a pesar de la fría y lluviosa tarde.
que está buscando complacer a los mercados con un plan de austeridad - se extendieron a otras ciudades del país, como Barcelona y Valencia, y continuarán en otros municipios del país en lo que resta de semana.
Los sindicatos advirtieron que si no hay rectificación habrá más movilizaciones.
"Señor presidente, no juegue con las pensiones, con el futuro de millones y millones de personas en nuestro país", dijo el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, en un discurso a los participantes congregados en la Puerta del Sol, tras recorrer a ritmo de tambor la distancia desde la plaza de Neptuno.
Algunos manifestantes creen que el Gobierno está gestionando mal la crisis económica, y se mostraron partidarios de seguir con las protestas e incluso llegar a una huelga general.
"Que pongan los medios ahora, que creen empleo, que haya más investigación, que creen tejido industrial para que en 20 ó 30 años, que es cuando vamos a tener el problema, haya mucha más gente trabajando", señaló Sabina Rodríguez, una funcionaria de la Comunidad de Madrid de 52 años.
Una encuesta publicada en el diario "Público" a principios de mes mostraba que el 49 por ciento de los españoles apoyaría una huelga general contra la propuesta del Gobierno de retrasar dos años la edad de jubilación, que fue anunciada junto a un plan de austeridad para ahorrar 50.000 millones de euros, y al comienzo de las negociaciones para una reforma laboral.
Lemas y pancartas con críticas tanto a políticos como empresarios se multiplicaban, como una que utilizaba el cartel de la película "Malditos Bastardos" sustituyendo las caras de sus protagonistas por las de políticos como el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero o el del Partido Popular, Mariano Rajoy, o empresarios como el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, o el presidente de la patronal, Gerardo Díaz Ferrán.
Rosa, una funcionaria de 64 años, se mostró mucho más crítica con los sindicatos a pesar de estar de acuerdo con el fondo de las protestas.
"Estoy de acuerdo con que se hagan manifestaciones pero no estoy de acuerdo con la actitud que tienen nuestros sindicatos porque creo que es para lavarse la cara porque no hacen absolutamente nada", manifestó.
"Yo creo que en el país hay dinero, pero está mal distribuido", añade, comparando el sistema de pensiones vitalicias de los políticos con la modificación del sistema de pensiones que plantea el Gobierno.
Pese a que la tasa de desempleo roza el 20 por ciento, España se ha destacado por la relativa calma y falta de protestas con la que la población viene soportando la crisis.
AFILIADOS SINDICALES, UNA MINORÍA
En diciembre, una manifestación de sindicatos en Madrid para advertir a la patronal de que no intentara recortar los beneficios de los trabajadores atrajo a decenas de miles de personas, pero fue una manifestación poco concurrida según los niveles habituales de España en este tipo de marchas.
La protesta de Madrid habría reunido a 60.000 personas, según los sindicatos, mientras que la Policía hablaba de 9.000, según medios, haciéndose eco de la tradicional guerra de cifras en estos casos.
Sólo alrededor del 16 por ciento de los trabajadores españoles están afiliados a un sindicato.
Los sindicatos hasta ahora nunca se habían manifestado de manera directa en contra de medidas tomadas por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.
A pesar de la dura recesión, Zapatero ha mantenido a los sindicatos de su lado prometiéndoles no ceder a la demanda de la patronal CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) de abaratar la contratación y el despido de los trabajadores.
El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, dijo el martes que una reforma laboral es imprescindible para el crecimiento del PIB y la salud del sistema financiero.
Los mercados de bonos están muy atentos a España, que junto a otros miembros de la zona euro como Grecia, Portugal e Irlanda, tienen dificultades para rebajar sus enormes déficits públicos, afectados por la recesión y la crisis financiera, y para recuperar la competitividad económica.
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