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Medvedev: "Nadie ha cerrado las puertas para las negociaciones entre Repsol y Lukoil"

El presidente ruso y Zapatero creen que los acuerdos concretos deberían ser llevados a cabo por las empresas

ANA PARDO DE VERA

La primera visita a España del presidente ruso, Dmitri Medvédev, ha constituido el gran paso de una asociación de nuestro país con el gigante energético del Este que, si da los frutos esperados, debería ajustar bastante los mimbres de la situación energética española. Y tranquilizar a sus actores, inquietos por el convulso panorama internacional actual.

Los Gobiernos de España y la Federación de Rusia firmaron este martes un memorando de entendimiento que se acompañó por la rúbrica de dos acuerdos entre las españolas Gas Natural e Iberdrola y las rusas Gazprom e Inter Rao, respectivamente. El convenio entre Gas Natural y Gazprom afectará al mercado de gas natural licuado y a la actividad de los gasoductos y permitirá al monopolio ruso suministrar gas natural al mercado español en un futuro próximo. La gasista rusa también estudiará la posibilidad de colaborar con la empresa en terceros mercados, como Iberoamérica, aunque, de momento, descarta entrar a participar en Repsol.

Por su parte, el acuerdo entre Iberdrola e Inter Rao contempla el desarrollo de proyectos eléctricos en Rusia, la Comunidad de Estados Independientes, la Unión Europea e Iberoamérica. Además, mediante este convenio, ambas empresas participarán en el desarrollo de proyectos energéticos en los ámbitos de generación, distribución y comercialización de electricidad.

El presidente del Gobierno español no pudo ocultar, minutos después de la firma de los acuerdos con los rusos, su satisfacción por el resultado de lo que ha resultado una cumbre energética en toda regla en la que la diplomacia de Moncloa lleva volcada mucho tiempo. 'Se logra mayor seguridad en el abastecimiento energético, más acceso a las reservas en Rusia y que las empresas españolas allí generen más empleo', concluyó José Luis Rodríguez Zapatero. España logra así equilibrar una situación que, hasta el martes, exigía demasiada dependencia de Argelia.

Apenas dos días han servido al jefe del Ejecutivo español y a Medvédev para vestir de visita de Estado esta cumbre energética, pues si alguna presencia no faltó en Madrid fue la de los popes rusos del gas y el petróleo: el presidente de Gazprom, Alexei Miller; el de Lukoil, Vaguit Alekpérov; el de Rosneft, Sergei Bogdanchikov, y el de Inter Rao, Evgeny Dod.

Todos ellos llegaron acompañados del viceprimer ministro de Energía ruso. El todopoderoso Igor Sechin ha sido el promotor del memorando de cooperación energética firmado  por los Gobiernos español y ruso, que abre la puerta de la colaboración de España con Rusia en el ámbito de la energía petrolífera, de gas natural, incluido el gas licuado; del carbón, y de las energías renovables y alternativas.

Asimismo, por parte española, desembarcaron en La Moncloa el presidente de Repsol, Antonio Brufau; el de Gas Natural, Salvador Gabarró, y el de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, tampoco faltó a esta cumbre centrada en sus competencias.

Tras la polémica que en noviembre de 2008 hubo en España por la posibilidad de que el grupo ruso Lukoil entrara en Repsol, el martes, ante el despliegue de 'cooperación energética', el fantasma de esa operación regresó a La Moncloa. Sobre todo, cuando el mandatario ruso aseguró que 'nadie ha cerrado la puerta' a la entrada de Lukoil en Repsol.

Zapatero fue más cauto, y ante los movimientos de cabeza en sentido negativo que le hacía Brufau, se mantuvo en la posición habitual que ha tomado el Gobierno para pronunciarse sobre posibles operaciones empresariales: 'Facilitaremos los acuerdos entre empresas, pero los acuerdos los hacen ellas', concluyó.

Precisamente, este martes comparecía en el Congreso el director general del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Alberto Saiz reconoció que la posible entrada de Lukoil en Repsol estuvo en el punto de mira del CNI y, según fuentes parlamentarias, la agencia investigó si se trataba de un intercambio de acciones o una 'toma de posición' de Lukoil en países con petroleras fuertes, como España. Aquello quedó en nada, aclaró Saiz, aunque se ha abierto una línea de investigación sobre el uso estratégico de la energía por el poder político, informa Juanma Romero.

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