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Manuel Pimentel reivindica la historia "hispana" de Al Andalus en una novela

EFE

El ex ministro Manuel Pimentel reivindica la historia "hispana" de Al Andalus a través de Es Saheli, "un genio universal con fuerza, bohemio y atormentado, al que expulsan de su ciudad por herejía" y que viaja desde Granada hasta La Meca en "El arquitecto de Tombuctú", la última novela del escritor sevillano.

En España, dice Pimentel, "se nos omite toda la historia andalusí", pero para este escritor y editor licenciado en Derecho, con estudios de ingeniería agrónoma, y que ha desarrollado gran parte de su vida vinculado a la política, es necesario acabar con esta "visión maniquea" del pasado español según la cual "cuando llegaron los árabes, todos los españoles se escondieron en Covadonga".

"Es Saheli fue un poeta andaluz, como lo fue García Lorca, inspiró las construcciones de media África, e influyó en artistas modernos como Barceló o Gaudí", ha afirmado Pimentel durante la presentación de "El arquitecto de Tombuctú" (Umbriel), en el que narra el exilio del personaje y su paso por Damasco, Yemen, La Meca, Fez, Bagdag, El Cairo y Tombuctú.

Pimentel se emociona al hablar del mundo árabe y el Sáhara, "el jardín preferido de Alá, donde quitó todo lo superfluo para poder pasear en paz", cita.

Visitante habitual, desde joven, de las inmensidades del desierto, el escritor descubrió Tombuctú y al protagonista de su novela en "Los otros españoles", que publicó junto a Ismael Diadié en 2004.

Nacido en Granada en la familia del alamín del gremio de los perfumeros, Abu Isaq Es Saheli vivió una atormentada juventud, el triunfo y los excesos de la bohemia, antes de tener que huir de la Corte del califa acusado de apóstata y hereje.

"Yo conozco muchos bohemios, poetas, y me interesaba mucho la evolución del personaje, cómo roza el cielo y baja al infierno en esa grandeza de decir algo sublime y al día siguiente ser un atormentado", asegura el escritor.

Para bucear e intuir el alma que aprecia en Es Saheli, Pimentel ha escogido la novela histórica en lugar de otros géneros de no ficción, ya que, según afirma, "hay personajes que te evocan sentimientos".

Es el caso, para él, de otro de los pilares de la novela: el emperador del Reino de los Negros, Kankan Musa, "un personaje cinematográfico, disparatado, al que se representa -en antiguos mapamundis- como un negro con una pepita de oro gigante".

Cuando Kankan Musa llegó a El Cairo al frente de una caravana de miles de hombres, se dedicó a regalar tanto oro que el metal perdió su valor para los habitantes del norte de África.

El protagonista de "El arquitecto de Tombuctú" se encuentra con él durante su viaje, se une a su Corte y termina siendo su embajador y constructor.

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