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Mamuxarros, juantramposos y el bandido Miel Otxin

Los rituales de estos y otros simbólicos personajes protagonizan las fiestas paganas de los pueblos del norte de Navarra. Son los originales carnavales del mundo rural.

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Navarra no se descuida y nada más estrenar el año, los curiosos personajes que animan sus carnavales rurales empiezan a hacer su aparición. Encabezando el desfile, los mozorros zuriak de Arantza. Según manda la tradición, estos jóvenes vestidos de blanco y con pañuelo que se colocan pompones o mechones de papel de colores en la espalda recorren a mediados del mes de febrero los barrios y caseríos de la localidad para realizar la cuestación con la que abastecer las reuniones gastronómicas.

De todos los carnavales navarros, el más famoso es el que tiene lugar en Lantz, un pequeño municipio situado entre los valles de Anué y Ultzama. Declarado Bien de Interés Cultural, su máximo representante es el bandido Miel Otxin, un gigante de tres metros de altura vestido con vivos colores que es ejecutado y quemado en la hoguera. Los que asistan a este espectáculo deberán tener cuidado con los txatxos, figuras vestidas con llamativas ropas y con las caras cubiertas con telas y sacos, que increpan al público congregado con escobas y palos. También deberán escapar de los herreros, que atacan al público con sus tenazas.

El martes de Carnaval, en Altsasu/Alsasua, los momotxorros, unos personajes con trajes ensangrentados y cornamenta se dedican a atacar al público con sus sardes u horquillas. Van acompañados de brujas aulladoras, juantramposos (fantasmas rellenos de hierba seca), mascaritas (envueltas en sobrecamas multicolores, zapatos viejos y el rostro cubierto de puntillas) y el macho cabrío. El recorrido del cortejo finaliza en la plaza Mayor, donde un baile pone el punto final al espectáculo.

La magia y el misterio rodean el carnaval de Unanua. En esta pequeña localidad de Sakana, los protagonistas son los mamuxarros, jóvenes solteros ataviados con fantásticas caretas construidas en hierro que además portan largas varas con las que fustigan a cuantos encuentran a su paso. El cortejo se completa con la figura de mutua (el mudo), una especie de chivato que va vestido de mujer y que avisa a los mamuxarros de hacia donde huye el público.

Más tranquilos son los protagonistas de Goizueta. El martes de Carnaval, los carboneros o zomorrok, que llevan sobre sus espaldas un odre adornado con cencerros, y los mozorrok, que van vestidos de blanco, con faja, pañuelo y boina roja, se dan cita en el pueblo. Durante el recorrido, los primeros tiznan de negro las caras de las mujeres al restregarlas con las suyas. Cada cierto tiempo, el cortejo se reúne y baila la zagi-dantza, un baile lleno de piruetas.

En Arizkun, el espectáculo comienza el martes por la mañana con una representación protagonizada por un oso (hartza) cubierto de pies a cabeza por pieles de carnero, sus cuidadores, viejas encorvadas, vecinos cubiertos con máscaras, fantasmas y una pareja de novios que simulan una boda. Ya por la tarde, tiene lugar la sagar dantza (la danza de la manzana), un bellísimo y lírico baile que se baila con manzanas en las manos y constituye un homenaje a la primavera.

Los que deseen aprovechar el fin de semana para vivir los carnavales rurales pueden acercarse a Lesaka el domingo de Carnaval y descubrir los zaku zaharrak, grotescos personajes embutidos en tres sacos de tela rellenos de hierba seca que se cubren la cara con un pañuelo y portan una pizontzia (vejiga) con la que atizan al público. Los zaku zaharrak desfilan en fila india al son de la música y acompañados de las mairus (mujeres que llevan un sombrero ancho y tiras multicolores) y los goitarrak (habitantes de los caseríos de las montañas).

También en fin de semana Bera ofrece un bonito espectáculo. Los protagonistas del desfile que se celebra el domingo y el lunes de Carnaval, son los pastores y las nodrizas (chicos disfrazados de chicas). El cortejo danza mientras las nodrizas lanzan a sus bebés (muñecos) al aire y los recuperan sanos y salvos. La comparsa va acompañada por el Rey Momo, un personaje vestido como un antiguo monarca que se traslada en carroza, el alcalde, el juez, el cura, y el militar.

También los carnavales de Pamplona y el sur de la Comunidad tienen sus personajes. En la capital navarra, tras los caldereros, tribus gitanas que anunciaron este fin de semana la llegada de la fiesta, el relevo lo toma María Trapo, un muñeco que representa a la malvada jefa de los francos que destruyeron el burgo de la Navarrería y que acabó quemada en su torre. El viernes 4 de marzo, tras la lectura del pregón, dará comienzo un fin de semana festivo que culminará el lunes con la quema de María Trapo en la plaza Santa Ana.

En Tudela la fiesta gira en torno a los cipoteros, personajes con máscara y cabeza cubierta que arrojan caramelos, que van acompañados de los capirotes. Mientras en Cintruénigo, los zarramusqueros tienen como misión rociar con el agua con azulete que llevan en unas sulfatadoras a cuantos pillan por el camino.


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