Quienes apostaron por el pesimismo en las jornadas anteriores no iban desencaminados. Ayer el Fondo Monetario Internacional les dio la razón. La economía española no seguirá la estela internacional de recuperación, y se contraerá más de lo esperado en próximo año. Y eso en bolsa sólo tiene una traducción: números rojos. El Ibex cerró perdiendo un 1,67% y apenas consiguió mantener los 9.300 puntos.

La jornada estuvo marcada por el inicio de la presentación de resultados por parte de las principales compañías. Banesto, como es habitual, dio el pistoletazo de salida. Sus beneficios han caído un 8,9%, mejor de lo que esperaban los analistas. Pero no fue suficiente para convencer a los inversores y sus acciones estuvieron en rojo durante toda la jornada. Al cierre había perdido un 2,86%, lo que le colocó como el banco con más pérdidas del día. Mientras BBVA (que al cierre de mercado anunció un pago de dividendo de 0,09 euros por acción) descendió un 1,92%, y Santander se dejó un 2,75%.

En el lado opuesto estaba Sacyr. La constructora española recibió un importante balón de oxígeno para su agonía financiera. El martes después del cierre se conocía la adjudicación de la construcción y gestión de una autopista italiana. Y el miércoles la noticia era que ganaba la adjudicación del contrato para ejecutar la ampliación del Canal de Panamá, la obra de ingeniería más importante del planeta.

Más allá del jarro de agua fría del FMI, la caída continuada de los mercados tiene un significado: se acabó la euforia alcista. 'Estamos ante la vuelta a un mercado bajista, pero eso no significa que volvamos a ver los mínimos marzo', tranquilizaba Julián Coca, analista de renta variable de Inversis Banco.