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Los laboristas británicos sufren un nuevo mazazo electoral

EFE

El Partido Laborista británico sufrió este jueves un nuevo mazazo en unas elecciones parciales de fuerte carácter simbólico que alejan aún más al primer ministro, Gordon Brown, de su sueño de ganar las próximas legislativas.

En lo que había sido durante mucho tiempo un feudo del laborismo, el de Crewe y Nantwich, el candidato conservador, Edward Timpson, se impuso a su rival laborista por una diferencia de 7.860 votos, invirtiendo así la anterior mayoría de los primeros de 7.000 votos.

La magnitud de la derrota infligida por los conservadores, inesperada para los más pesimistas entre los laboristas, representa un importante impulso para la aspiración del líder "tory", David Cameron, de llegar al número 10 de Downing Street.

Aunque se cree que Brown agotará el mandato y esperará hasta el 2010 para llamar de nuevo a los votantes a las urnas en su primer test electoral nacional, el resultado de Crewe hace augurar lo peor para un partido que ganó tres elecciones seguidas con Tony Blair.

Este último revés hay que sumarlo al de las elecciones municipales parciales del 1 de mayo, en las que los laboristas, con sólo un 24 por ciento de los votos, un 20 por ciento menos que los "tories", perdieron la alcaldía de Londres y quedaron relegados a tercera posición, incluso por detrás de los liberales demócratas,

La consulta electoral en Crew y Nantwich se vio forzada por el fallecimiento de la veterana diputada laborista Gayneth Dunwoody que representaba a ese distrito y ni siquiera el hecho de que su hija disputara el escaño para honrar su memoria ablandó a los votantes, decididos a castigar a un Partido Laborista por el que se sienten abandonados.

Frente al 49,49 por ciento obtenido por el "tory" Timpson, la laborista Tamsin Dunwoody sólo logró un 30,55 por ciento y la liberal demócrata Elizabeth Shenton, un 14,55 por ciento.

Los conservadores explotarán ahora sin duda la resonante victoria en Crewe y Nantwich para reforzar su mensaje ante los electores de que Brown, que heredó de Tony Blair el cargo de primer ministro a finales del pasado junio, es un "perdedor nato" y no el líder que necesita el país para hacer frente a los nuevos retos.

En una primera reacción, David Cameron calificó esta mañana de "notable" la victoria obtenida por su partido, dijo que demuestra que los votantes confían más en los conservadores y agregó su deseo de echar del poder a los laboristas para acometer los cambios que el país necesita.

Previendo lo que podía venírsele encima al partido, la ministra para las Comunidades, Hazel Brown, aun reconociendo que los votantes habían enviado con sus votos una clara señal a los laboristas, instó a sus correligionarios a dejar de obsesionarse con sus propios problemas y escuchar lo que quiere la gente.

Poco después de que se conociera el nuevo desastre electoral, el diputado John McDonnell, de la izquierda laborista, dijo que los votantes tradicionales del laborismo están cada vez más indignados con el partido y advirtió de que o éste cambia de rumbo o lo perderá todo.

A la nueva derrota conservadora ha contribuido sin duda el malestar entre los votantes tradicionales por lo que perciben como insensibilidad de su partido hacia los problemas de las familias que tienen que soportar la creciente carestía de la vida.

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