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Kevin Johansen señala que su ventaja es que "ahora lo alternativo se ha vuelto popular"

EFE

El músico argentino Kevin Johansen actúa hoy en Madrid y mañana viernes en Barcelona para presentar su último disco "Logo", donde prosigue su mezcla de géneros que le ha hecho popular en España porque, como ha dicho a Efe, su ventaja es que tras 15 años de carrera "lo alternativo se ha vuelto popular".

Johansen prosigue mezclando estilos e idiomas en su cuarto disco, "Logo" (Sony BMG), al igual que hiciera en sus anteriores obras -"City Zen", "Sur o no sur" y "The nada"-, y cuenta con las colaboraciones de Albert Pla y Judith Farrés, Andrea Echeverri (Aterciopelados), Amparo Sánchez (Amparanoia) y Paulinho Moska.

En canciones como "Logo", "Anoche soñé contigo", "Susan surrender", "Ese lunar", "Fantasmas de Carnaval", "Por las ruas pelas calles", "SOS tan fashion (Emergency!)" u "Oh my love my love", recoge los frutos sembrados en forma de tres nominaciones a los Grammy Latinos.

"Soy el primer alaskeño nominado a unos premios latinos", ironiza Johansen, nacido en Alaska en 1964, hijo de madre argentina y padre estadounidense, que ha vivido en Montevideo, Buenos Aires, Nueva York y nuevamente en la ciudad porteña, donde se estableció hace siete años y donde nació hace un año su tercer hijo.

A su juicio, el éxito que está recogiendo se debe a que hace quince años su propuesta de fusión era "complicada y poco marketinera" y, "aunque lo sigue siendo, las cosas han cambiado para bien" en su caso por "una mayor amplitud mental y un mayor conocimiento" musical de la sociedad.

"Hace quince años mezclar era una desventaja y la industria tendía a clonar lo que tenía éxito, lo que producía una saturación en el público, lo que causó que entrara lo alternativo, que se tornó popular con el tiempo, como Café Tacuba o Jorge Drexler, y ahora es una ventaja", expone este artista con gran parecido físico al futbolista Claudio "Piojo" López.

Al respecto, Johansen cita a su amigo Paulinho Moska para explicar el comportamiento de las discográficas con relación a la saturación del clonaje, y que sigue cinco puntos: "Quién es, le queremos, contratémosle, consigamos a alguien parecido y, de nuevo, quién es".

En su opinión, fue en España donde por primera vez comenzó a ser "paulatinamente popular", antes de serlo en México y Estados Unidos, lo que provoca "un enamoramiento del artista" por parte de un público que quiere descubrirlo sin presiones.

Johansen parte en este disco del "No logo" de Naomi Klein, que convierte en 'portuñol' en 'hatologo' (hasta luego), un "pesimismo festivo" que incide en la idea de Kurosawa (El verdadero artista no desvía la vista) pues, en su parecer, pese a que "uno es principalmente cobarde", aquí pretende "descifrar y mirarlo todo, ser extrovertido" y mantener ese punto ácido de observación, ya que "la crítica más la belleza es un motivo para vivir".

El músico argentino, partidario del 'daydreaming', de soñar despierto, "sobre todo en los enamoramientos", admite que la música es cada vez más hija de la publicidad y las marcas, por lo que le "obsesiona" el artista que se construye su propia celda "y cae en ser él mismo un logo, una marca".

E insiste en mezclar géneros porque "cada uno tiene su logo" y parafrasea a Elvis Costello al añadir: "hasta la mala música tiene su logo". Y se define como un género propio, el del 'beautiful loser' (perdedor hermoso) de nueva camada que no ha inventado nada y que se aprovecha de que las culturas se apropian de otras sonoridades.

"Fascinado" por la cristalización de los géneros, Johansen se pregunta "¿qué cantidad de mezcla y cuándo cristalizó la bossa nova?", por ejemplo, para explicar que "Logo' va de eso y de los elementos tímbricos", y que los invitados coinciden en que todos poseen mucha libertad, pues "son No Logos y hacen lo que quieren".

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