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Un jurado culpa de la muerte de Diana al chófer y a los "paparazzi"

EFE

Un jurado popular británico culpó hoy de la muerte de la princesa Diana de Gales y su novio, Dodi Al Fayed, al chófer de su limusina -que iba bebido- y a los "paparazzi" que perseguían a la pareja aquel trágico 31 de agosto de 1997 en París.

El veredicto, emitido en el Tribunal Superior de Londres, echó por tierra la teoría que atribuía el siniestro a una conspiración, defendida con tozudez por el millonario egipcio Mohamed Al Fayed, padre de Dodi, que se declaró "decepcionado" por la resolución.

Diana, de 36 años, falleció junto a Dodi Al Fayed, de 42, y al conductor del vehículo, Henri Paul, al colisionar el Mercedes en el que viajaban a gran velocidad contra una columna del túnel del parisino puente de Alma cuando eran acosados por varios "paparazzi".

Más de diez años después de una desgracia que conmocionó al mundo, el jurado, integrado por seis mujeres y once hombres seleccionados al azar, concluyó que la tragedia fue un homicidio por imprudencia de Henri Paul y de los fotógrafos perseguidores.

El accidente ocurrió como consecuencia de "la muy negligente conducción de los vehículos perseguidores y del Mercedes", que circulaba con Paul al volante bajo los efectos del alcohol, concluyó el jurado después de cuatro días de intensas deliberaciones.

Sin embargo, el veredicto -alcanzado por una mayoría de nueve votos contra dos- subraya que Diana y Dodi podrían haber salvado la vida si hubieran llevados puestos los cinturones de seguridad.

Dos pesquisas policiales previas, una francesa y otra británica, concluyeron que el suceso se debió a un accidente causado porque Henri Paul conducía muy rápido y bajo la influencia del alcohol.

La decisión del jurado -que fue incapaz de llegar, como estaba previsto, a un acuerdo por unanimidad- culminó hoy la investigación judicial abierta el pasado octubre en el Reino Unido sobre la muerte de la llamada "princesa del pueblo" y su compañero sentimental.

Presidida por el juez Scott Baker, esa pesquisa, que responde a una ley británica que obliga a investigar la muerte de una persona fallecida por causas no naturales, contó con la declaración de más de 250 testigos y le ha costado al erario la friolera de diez millones de libras (12,5 millones de euros, 20 millones de dólares).

Entre los testigos que desfilaron por la Sala 73 del Tribunal Superior, sede de la investigación judicial, destacaron el ex mayordomo de Lady Di, Paul Burrel, sospechoso de perjurio por haber mentido supuestamente al prestar testimonio, y Mohamed Al Fayed.

El millonario egipcio, dueño de los grandes almacenes londinenses Harrods, se confesó hoy "decepcionado" por un veredicto que pudo escuchar personalmente en el tribunal, del que salió con cara de pocos amigos e insistiendo en que el suceso fue un "asesinato".

"El veredicto es un revés para millones de personas de todo el mundo que apoyaron mi lucha", dijo Al Fayed en un comunicado leído por su portavoz.

Lo quiera o no Al Fayed, quien prometió en su momento aceptar el fallo del jurado, el resultado de la investigación judicial desmonta su teoría de la conspiración, que él mismo expuso ante el magistrado Baker el pasado marzo en una intervención que rozó el esperpento.

Sin aportar prueba alguna, el propietario de Harrods acusó al príncipe Felipe, duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel II, de conspirar con los servicios secretos británicos para asesinar a Diana y su hijo, a fin de impedir el casamiento de la pareja.

El veredicto sí satisfizo a John Stevens, ex jefe de Scotland Yard y responsable de la investigación policial británica sobre el siniestro, que duró tres años y finalizó en diciembre de 2006.

"Espero que todo el mundo acepte el veredicto como punto final de este suceso particularmente trágico y que se les permita a las personas que murieron descansar en paz", comentó Stevens.

Tras conocerse la decisión del jurado, un sondeo de opinión elaborado por la cadena pública británica BBC reveló que un 62 por ciento de los mil entrevistados cree que la muerte de Diana no fue más que un trágico accidente.

Con todo, el 31 por ciento de los encuestados todavía considera sospechoso el suceso.

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