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Jardines y pintas subidos en las azoteas

Víctor y Adrià descubren la capital inglesa desde los tejados

ANNA FLOTATS

Aunque Londres no sea una ciudad conocida por sus rascacielos, el viajero que la recorra andando debería alzar la vista de vez en cuando y tratar de adivinar qué se cuece en las alturas. Las azoteas de algunos edificios de la capital de Reino Unido esconden lugares que, pese a su apariencia lujosa e inaccesible, están abiertos al público y además son gratis.

Este último detalle es bastante importante para Víctor Barba y Adrià Armengou, dos diseñadores gráficos barceloneses de 26 años que, desde el pasado mes de febrero, hacen mala-barismos con sus sueldos para llegar a fin de mes. Trabajan en una cafetería y comparten piso con cinco personas más.

Roof Gardens y Bold Tendences son dos edificios que ofrecen ocio gratis en sus alturas

Con la ayuda de Sirio Canós, una valenciana que está haciendo un doctorado en arqueología africana, descubrieron hace poco los secretos de las azoteas londienses. El primer hallazgo fue el Roof Gardens (Jardines en el Techo), situado en el número 99 de Kensington High Street. 'Es un sitio para montar fiestas pijas, banquetes, cócteles y cosas por el estilo', advierte Víctor, pero cuando no hay ninguna reserva, esta azotea cercana a los lujosos almacenes Harrods, abre sus puertas a todo tipo de visitantes. Para no dar un paseo en balde, conviene llamar antes de ir (+44 207 937 7994).

'Cuando llegas, la recepcionista te pide que escribas tu nombre y la hora a la que entras en una lista y te invita a coger el ascensor hasta la sexta planta', cuenta Adrià. 'En un primer momento impresiona porque, al salir, ves un campanario de una iglesia gótica', recuerda. Luego se ve el primer jardín del tejado. Es de estilo 'neo-alhambra', según dicen los carteles, aunque Víctor advierte: 'El que lo hizo no ha pisado la Alhambra en su vida porque es un poco de cartón piedra'. Bordeando el edificio principal, donde está la sala de fiestas, hay un estanque artificial con una escultura metálica de un árbol, reproducción del clásico jardín inglés. Hay dos estanques más, uno con patos y otro con flamencos.

Continuando el paseo por las azoteas, la siguiente parada es Bold Tendences (95A, Rye Lane), un punto de encuentro de hipsters blancos (modernillos vintage, para entendernos) en un barrio de inmigración centroafricana. Antes de subir a la azotea, vemos un cine y un parking fallido que se ha convertido en una sala de exposiciones. 'Tienes la sensación de estar en una película de Tarantino, es un aparcamiento inmenso sin ningún coche, pero lleno de instalaciones artísticas y esculturas', recuerda Víctor.

Subiendo la rampa hacia el piso superior, hay una caseta de obra transformada en un punto de información. En la siguiente planta, por fin, está el Frank's bar. Una pinta de cerveza cuesta 2,5 libras (casi tres euros), un precio 'nada exagerado para la ciudad', opina Adrià, en el que están incluidas unas 'maravillosas vistas del skyline londindense', remacha.

Estas dos perlas en las alturas confirman la teoría de Víctor y Adrià: 'En Londres no hay nada que no puedas encontrar'. Lo que más les gusta de la ciudad, aparte de que 'hay gente de todo el mundo', dicen, es que nada es imposible: 'En Londres puedes encontrar hasta el fuet que se hace en tu pueblo'.

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