Irán inició ayer la fase de pruebas de su primera central nuclear, la de Bushehr (suroeste), al tiempo que desmentía al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). En su último informe, este organismo de la ONU daba cuenta de la disminución 'considerable' del ritmo de instalación de nuevas centrifugadoras para enriquecer uranio, lo que para su director, Mohamed el Baradei, obedecía a la intención iraní de dialogar con el nuevo presidente de EEUU.

'Nuestros planes para instalar y poner en marcha las centrifugadoras no se basan en condiciones políticas'

'Nuestros planes para instalar y poner en marcha las centrifugadoras no se basan en condiciones políticas. No hemos ni frenado ni acelerado', recalcó Gholamreza Aghazadeh, jefe de la Organización para la Energía Atómica de Irán.

Tras informar de que el simulacro de puesta en marcha de la central de Bushehr fue un éxito, Gholamreza anunció que su país instalará 50.000 centrifugadoras durante los próximos cinco años.

Alianza con Rusia

La cuestión de las centrifugadoras inquieta particularmente a EEUU y la UE, que desconfían de que Irán vaya a destinar su capacidad nuclear para fines civiles, como sostiene Teherán. Aunque muchas centrifugadoras iraníes han quedado obsoletas, se calcula que con las 6.000 que este país dice tener ya en marcha podría enriquecer el uranio suficiente para fabricar una bomba atómica en dos años.

A la prueba en las instalaciones de Bushehr asistió el jefe de la Corporación Nuclear Rusa, Serguei Kirienko. Rusia ha construido el reactor de la central y aspira a fabricar 20 más en los próximos años. Kirienko, citado por la agencia rusa Ria-Nóvosti, anunció además que su país firmará con Irán un contrato para suministrarle combustible atómico durante la próxima década.