La historia de amor entre el director y actor italiano Vittorio De Sica y la actriz española María Mercader, revivirá en el filme "La puerta del cielo", dirigida por el nieto de ambos, Brando, e interpretada por el hijo de la pareja, Christian, que hará el papel de su padre.

Christian De Sica comentó en una entrevista en el periódico romano "Il Messaggero", que interpretar a su padre le supone "una serie infinita de emociones" y "una responsabilidad enorme".

De Sica explicó que, cuando sus padres se conocieron, durante el rodaje de "Recuerdo de amor" (1941) sufrieron "el clásico flechazo".

"Mi madre le vio durante la escena de un incendio en la película 'Rosas escarlatas' (1940) y se enamoró a primera vista", evocó De Sica.

"Mi padre estaba casado por aquel entonces con Giuditta Rissone, por lo que desde entonces, vivió una doble vida: dos casas, dos familias, dos comidas de Navidad", dijo.

El intérprete recordó cómo Mercader, actriz nacida en Barcelona en 1916 y fallecida en enero de 2011, y De Sica, diecisiete años mayor que ella, se casaron dos veces, una en México en 1959, "en un matrimonio nulo para el Estado italiano" y luego en París en 1968, y sólo después de que el director obtuviese la ciudadanía francesa.

La pareja tuvo dos hijos, Christian y Manuel.

Christian De Sica desveló a "Il Messaggero" que el papel de su madre será interpretado por la actriz de "El concierto" (2009) y "Malditos bastardos" (2009), la francesa Mélanie Laurent.

La película lleva el mismo nombre que "La puerta del cielo", rodada durante la ocupación alemana de Italia, que, según De Sica fue una especie de "Lista de Schindler" ya que el hecho de participar en ella salvó de la deportación a muchas de personas, "partisanos, judíos, homosexuales, gente común".

Vittorio De Sica fue uno de los directores de referencia del neorrealismo italiano, un movimiento cinematográfico que empezó en plena posguerra y que se caracterizó por su fiel representación de la realidad.

De Sica saltó a la fama gracias al filme "Ladrón de bicicletas" (1948), en el que retrató a la sociedad italiana de la época a través de los ojos de un trabajador desesperado por encontrar trabajo y de su hijo.

La película marcó una época, y fue interpretada por actores no profesionales que reforzaban la sensación de autenticidad, y rodada prácticamente con métodos documentales.