La designación de Londres como sede olímpica en 2012 obligó a las Islas a poner al día su baloncesto. Su escasa repercusión en la sociedad -en Inglaterra, es el deporte número 18 en interés mediático- consecuencia de unas ligas domésticas casi anónimas, una base inexistente y la continúa fuga de los escasos referentes se habían convertido en las quejas continúas para explicar su escaso peso internacional. Sin embargo, desde diciembre de 2005, fecha en la que se unificó a sus selecciones en torno a Gran Bretaña, por el compromiso olímpico, su baloncesto se comprometió a definir una identidad para dar un salto cualitativo. 'Necesitamos estar en nuestros Juegos', asegura Chris Finch, técnico de Gran Bretaña. Una reivindicación que necesita de argumentos durante este Europeo.

Después de 28 años sin convivir con la élite en un Europeo, el rival de hoy de España (21:00, la Sexta) debe aprovechar su estancia en Polonia para convencer a la FIBA, que ha impedido la clasificación directa de Gran Bretaña, como país organizador de 2012, por su pobre nivel, obligándole a ganársela en la cancha, que se halla en el camino correcto. De hecho, su cómoda clasificación para este Europeo, superando, especialmente, a Israel, Bosnia y la República Checa es un buen síntoma. Entonces, Gran Bretaña aunó a sus jugadores NBA (Azubuike -Warriors-, Gordon -Pistons-, Deng -Bulls-), universitarios y aquellos que militan en la ACB (Freeland y Archibald y Mensah Bonsu). Sin embargo, la resaca de aquel éxito no ha podido mantener a Azubuike, Deng y Gordon.

'Sus bajas nos restarán potencial', asevera Finch, que ha articulado un equipo alrededor de Mensah Bonsu. 'Tenemos un gran problema de tiro', reconoce Finch. En sus nueve partidos de preparación, todos ellos sin Bonsu, Gran Bretaña sólo ha anotado más de 70 puntos en un partido y apenas ha sumado una victoria. 'Si no somos pacientes para tomar las decisiones adecuadas, será difícil poder competir en este nivel', advierte Finch. Su reválida es la de todas las Islas.