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González desvela que pudo ordenar "volar" la cúpula de ETA pero no lo hizo

EFE

El ex presidente del Gobierno Felipe González pudo haber ordenado "volar" a toda la cúpula de ETA al final de los ochenta en una reunión que detectaron en Francia, pero no lo hizo por las relaciones que entonces había con ese país y aún en la actualidad duda de si actuó correctamente.

Así lo asegura González en una entrevista con Juan José Millás que publica "El País", recogida por Efe, en la que se muestra convencido de la inocencia del ex ministro José Barrionuevo y confiesa que vivió con incredulidad primero y después con sufrimiento los casos de corrupción de su etapa al frente del Ejecutivo.

"Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA", relata el ex presidente en la entrevista, en la que señala que fue en 1989 o 1990 cuando le llegó una información sobre el lugar y el día de una reunión de toda la dirección etarra en el sur de Francia.

Explica que era imposible la detención por parte de efectivos españoles porque la reunión era fuera del país, y que, a diferencia de lo que pasaría hoy, entonces era muy escasa la posibilidad de que la operación la llevara a cabo Francia.

"En aquel momento sólo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés", añade el ex presidente, quien tuvo que decidir si se actuaba o no y optó por no hacerlo.

Una decisión que afirma que todavía no sabe si fue la correcta: "no estoy planteando -aclara- el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad. Una de las cosas que me torturó durante las veinticuatro horas siguientes fue cuántos asesinatos de personas inocentes podría haber ahorrado en los próximos cuatro o cinco años".

González se refiere también al secuestro en 1983 por los GAL en Hendaya del ciudadano hispano-francés Segundo Marey, hecho por el que fue condenado años después, entre otros, el ex ministro José Barrionuevo.

El ex presidente hace un amago de revelar algún detalle sobre este asunto, pero se retracta diciendo que "todavía hoy no se puede contar eso" y explica que a Marey lo salva la orden del ex ministro de que sea liberado.

Asegura que tenía el intercambio de comunicaciones telegráficas con Francia para reconstruir lo que sucedió, pero lamenta que el Tribunal Supremo no le admitiera esa prueba.

Para él, Barrionuevo nunca se lucró de sus puestos, y aunque reconoce que es más difícil de demostrar, considera que tampoco lo hizo el ex secretario de Estado Rafael Vera, de quien recuerda que aún tiene embargado el chalet que era de su esposa.

Con lo ocurrido con ellos cree que se abrió un debate "ridículo" sobre el uso de los fondos reservados.

González califica de "gran tipo" al general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, condenado como inductor del secuestro, torturas y asesinato de los etarras Lasa y Zabala, se muestra seguro de que no participó en la muerte de ambos y subraya que sólo lo conoció personalmente cuando abandonó su responsabilidad.

También sostiene que no conocía a Luis Roldán porque no interfería en los nombramientos de los segundos niveles de los Ministerios

El primer presidente socialista de la democracia confiesa que vivió "con absoluta incredulidad" primero, y después con sufrimiento, todos los casos de corrupción de su época.

"Nunca hice un ejercicio sano de cinismo, como veo que ahora hace Rajoy pidiéndole al Santo Apóstol que le ayude a limpiar la vida pública mientras Camps se golpea el pecho a su lado", puntualiza antes de lamentar que la democracia se haya convertido en "mediocracia en los dos sentidos, democracia mediática y mediocre"

En el terreno personal, desvela que, si tuviera los ahorros suficientes, su mayor aspiración sería tener "un pedacito de tierra, seis u ocho hectáreas", y reconoce que ser hijo suyo "debe ser una putada sangrienta".

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